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El apartheid ideológico en los pequeños municipios: el caso de Santo Adriano

13 de Mayo del 2011 - Jesús Fernández Fernández (Villanueva de Santo Adriano)

Paradójicamente, es en aquellos municipios donde menor población hay en los que la democracia es menos transparente. En estos concejos no hay voto secreto. Todo el mundo sabe quién vota a quién, por casas, familias, e incluso dentro de una misma familia. El recuento de votos por hogares, no permite en muchos casos cambiar de opción política por miedo a la represalia, que tiene muchos tipos de manifestaciones, como que no te pongan una farola enfrente de casa o que a tu hijo no lo contrate el ayuntamiento. En definitiva, se trata de un régimen que de democrático tiene lo justo; opaco, insano.

Sin embargo, en Santo Adriano, donde yo vivo, con un censo de apenas 250 vecinos, este año ha llegado por sorpresa una noticia muy alentadora, con la que quizá pocos contaban: en las próximas elecciones tendremos que votar con un sistema de listas abiertas. Incluso la prensa regional se ha hecho eco de esta noticia (vid. LNE del 12 de abril de 2011). El nuevo sistema de votación permite a los electores señalar con una X a aquellos candidatos que les parezcan más válidos, independientemente de las siglas que digan defender. De esta forma se puede elegir a personas concretas, de diferentes agrupaciones, hasta un número de cuatro. Por ejemplo, un elector podría votar a un candidato del PSOE, a uno del PP a uno del Foro Asturias y a otro de la Agrupación de Electores Independientes por Santo Adriano, que son cuatro de las opciones que se presentan a los próximos comicios, ¡y todo en la misma papeleta!, donde aparece una lista única con los candidatos. Con este sistema de elección, sumado a esa concurrencia más variada de agrupaciones, a algunos les ha entrado el miedo a perder su cuota de poder. Ahora los votos ya no se pueden contar igual que antes. Se emiten un total de cuatro veces más (200 electores pueden marcar hasta 800 casillas), y además, no todos deben ir a la misma candidatura, e incluso quien quiera puede votar sólo a uno o dos candidatos y dejar el resto en blanco, lo que hace imposible saber quién votó a quién a partir del resultado final. De esta forma se reducirá la presión sobre los electores, llegando a su fin, afortunadamente, el voto del miedo y el insano régimen de apartheid ideológico.

Ahora, además, los candidatos se van a ver más obligados que nunca a explicar sus propuestas y presentar un programa convincente (los que lo tengan), cosa que hasta el presente nos era desconocida. Cuando la gente vota a los candidatos y no a las siglas, lo que reclama son más ideas y menos dogmatismos. Así que los que vivían de las rentas ideológicas de otras generaciones, van a tener que espabilarse en esta nueva coyuntura y saltar de su poltrona partitocrática. En fin, son todo ventajas y uno se pregunta por qué no tenemos sistemas de listas abiertas para todos los procesos electorales, como en otros países.

Sólo falta que en Santo Adriano la gente se acostumbre, que escuche las propuestas de los candidatos, que sea crítica y que no se deje amedrentar por aquellos que siguen haciendo promesas del siglo XIX, en organizaciones del siglo XIX y con métodos del siglo XIX, que serán, a buen seguro, los que les intentarán dar las papeletas ya marcadas, ¡desconfíen de ellos! Los representantes de los partidos tradicionales sólo saben esconderse tras enunciados «ideológicos» faltos de contenido alguno (me da igual que sean del PSOE o del PP), cuando lo que corresponde es precisamente hablar más de Santo Adriano y menos de lo que pasa en la calle Ferraz o en la calle Génova. Para los que no se enteraron, estamos en la centuria vigésimo primera, y lo que hace falta son alternativas y soluciones adaptadas a nuestros tiempos y a nuestras circunstancias.

Las listas abiertas son sin duda un paso hacia la construcción de una sociedad más transparente y democrática, valores éstos que parecen haber sido olvidados por una partitocracia anquilosada en los malos vicios del poder y embrollada en sus propias redes clientelares, más allá de las que es incapaz de tener alguna perspectiva. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer si queremos avanzar hacia la construcción de esa nueva ciudadanía más libre, activa y crítica.

Esta carta está avalada por la Agrupación de Electores Independientes de Santo Adriano (AEI-SAD).

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