Grado IV del Desarrollo Profesional en el SESPA
Se acaba de publicar la resolución de 18 de Abril del Servicio de Salud del Principado en la que se resuelve provisionalmente el procedimiento de solicitud de encuadramiento correspondiente al Nivel IV de Desarrollo Profesional para el personal sanitario de los grupos C y D y personal no sanitario de todos los grupos del Servicio de Salud del Principado que tengan la condición de personal estatutario fijo.
Para encuadrarse en dicho grado hay que cumplir unos requisitos: llevar 20 años trabajados, tener un número X de horas hechas en cursillos para formarse y reciclarse, y pasar una evaluación a la que dan los nombres de Dominio técnico y Contribución a la eficacia de la Organización, y una memoria del puesto de trabajo..
Pues bien, las horas de cursillos, unas veces de obligado cumplimiento y otras voluntarias, todo el mundo las va haciendo para momentos puntuales que hacen falta, como es el caso del encuadramiento, y que se ven reconocidos en certificados, pero que no siempre se puede poner en practica lo aprendido por protocolos que impiden a ciertos trabajadores tomar iniciativas o participar de la organización.
La memoria que se pudo hacer en el caso de los celadores, aunque no fue puntuada a todos por igual, poco pudieron diferenciarse unas de otras, puesto que el trabajo de los celadores es prácticamente para todos iguales y sólo depende del lugar donde puntualmente se esté, pero que sin lugar a duda, todos hemos pasado por todos los servicios resolviendo en cada momento lo que haya surgido y lo que se nos haya encomendado. El trabajo es similar para todos y no hay opción a participar ni a contribuir en las decisiones ni en la organización.
La evaluación que nos dieron a cada persona fue individual; los factores evaluados no son algo tangible. Todo es subjetivo y por tanto se desprende que es un instrumento utilizado para premiar o castigar, porque no hay forma de probar lo contrario. Es la palabra de uno contra la del otro, siendo que uno tiene palabra y otro no tiene opción de defensa. Es una valoración subjetiva, donde se valora a la persona.
En el caso de los celadores no hay cita previa ni programación del trabajo. No existe la agenda para el celador, y todo se va haciendo según surge en el servicio que está.
Todo esto tiene una repercusión económica que a final de año tiene el valor de una nómina.
Como ya se puede suponer, la que suscribe no ha conseguido el Nivel solicitado en cuyos apartados había que alcanzar la puntuación máxima, pero no daban opciones a obtenerlos por uno mismo, teniendo que depender de otras personas, lo que no deja de convertirnos en meros guiñoles en manos de terceras personas, que nos juzgan a su antojo.
Señores de la calle, aunque de la calle somos todos, esos que dicen que soy agradable con los pacientes y familiares, a vosotros dirijo esta carta. No trato de que me consuele nadie, sólo quiero que se sepa públicamente que me están juzgando en un trabajo en el que unos me ensalzan y otros me menosprecian.
En los casi 22 años que llevo trabajando en la misma institución, no hemos estado siempre de acuerdo ni a nivel de compañeros ni con la Dirección. Ambos, ellos y yo hemos tenido discrepancias (esto pasa hasta en las mejores familias) y pudimos equivocarnos en algunas ocasiones por ambas partes, pero nunca hemos dejado de cumplir con nuestras obligaciones.
Reconocerme el grado IV no es una obligación para ellos, pero es un castigo para algunos que como yo no formamos parte de los favorecidos entre los jefes.
Pero eso no va a cambiar mi sonrisa para con toda la gente a la que tengo el honor de poder ayudar desde mi humilde puesto y que tanto me reconfortan con sus halagos, agradecimientos y sus sonrisas.
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