De cómo los sindicatos arruinan Asturias
Llueve sobre mojado, o lo que es lo mismo, de aquellos barros, estos lodos. No es la primera vez que ocurre, más bien la enésima. Y entre tanto, la clase preferencial y privilegiada, la clase sindicalera asturiana, se ha vuelto de nuevo contra la mano que le da de comer. Los sindicatos asturianos, no conformes con su elevado número de liberados, de privilegiados, de los que simulan trabajar, de los que no tienen más horario que los que ellos mismos se fabrican; insatisfechos con su tarea prejubiladora (de la escuela de Fernández Villa); disconformes con las sumas multimillonarias con que la Administración socialista los provee; insatisfechos con la adjudicación de cursos, cursilinos (sin control alguno), pantomimas y demás simulaciones de tareas en pro de una supuesta Formación Profesional, ahora se erigen en árbitros de su misma derrota.
Recientemente, la empresa langreana Alas Aluminium y tras una etapa de nefasta gestión, amenaza su cierre. Como un milagro aparece un grupo empresarial francés con el ánimo de comprarla, no sin estudiar, previamente, no solo el balance económico de dicha empresa langreana, sino el índice de conflictividad sindical. Aquí está el quid de la cuestión. Pues bien, después de sopesar este balance, la conclusión de la empresa francesa de marras es que, el elevadísimo índice de conflictividad sindical, es el culpable de esta situación de bancarrota. Una situación, claro, que el grupo francés no está dispuesta a asumir, desistiendo de dicha operación.
Así las cosas, Alas Aluminium y sus casi 300 puestos de trabajo directos, a punto de irse a las listas del paro, junto a otros 90.000 asturianos. Es decir, los mismos que año tras año, lustro tras lustro, ha venido fabricando la máquina de la Administración socialista asturiana. Mientras tanto, el consejero de Industria y paro (que tanto monta), Graciano Torre, tan tranquilo. Mientras tanto, en el Parlamento autonómico asturiano, y durante el escasísimo calendario de trabajo, sus señorías permanecen al margen. Los socialistas como primeros protagonistas de esta debacle económica, los diputados del Partido Popular porque no saben, y los comunistas, por conniventes de sus camaradas socialistas. Esto es lo que hay, a la espera de la llegada de un nuevo Gobierno de pico y pala, que trabaje a tres turnos y que, de una vez por todas, se remangue la camisa. Esta es la herencia que Tini Areces nos deja, mientras Asturias se desangra, eso sí, siempre nos quedará el Niemeyer, donde simular la grandeza que nunca existió, con un brindis entre alfombras rojas.
Félix Martín Martínez
Oviedo
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