Los sótanos del alma de Jorge Nava
Entrar en la exposición de pintura de la Sala 1 del Instituto Jovellanos, después de haber escuchado al mar en su latido impenitente - la playa de San Lorenzo queda a un par de minutos del Antiguo Instituto donde exhibe su obra Jorge Nava- pues digo, que penetrar en la sala, provoca una inmediata agitación.
Al entrar, me crucé con una pareja que abandonaba la estancia atropelladamente, parecían conmocionados. Circunstancia que me produjo una mezcla de inusitada curiosidad y excitación.
Alcanzada por un colorido salvaje y pesante que asfixia el espacio; aturdida y anclada, contemplo las imágenes de un inmemorial bestiario que se desencadena en mi interior. Se me queda el aire pastoso del óleo detenido en la garganta, como si acabara de despertar.
Vertida ya toda la sangre del planeta, inmensa y de roja negrura; flotando en un amargo letal me sumerjo. Múltiples sensaciones me asaltan, disparadas en todas las direcciones.
Es como percibir un escenario insólito, aun antes de contemplarlo, aun antes de saber nada, de racionalizar.
Pero el pensamiento arroja un fogonazo: la Quinta del Sordo, las Pinturas Negras cubriéndose de rojo y los Caprichos reventando, salpicando humores sin nombre.
El gran oso abierto, clavado; el árbol desnudo, habitado por el pájaro sabio y ese nido a sus pies, nido humano frágil y encamado.Tálamos vacíos, tálamos ardiendo. Inquietante y remota la máscara turquesa...
Los símbolos se agolpan y alborotan, allá cada cual con sus interpretaciones.
Los sótanos del alma de Jorge Nava deben visitarse con sigilo.
Pigmentos sólidos; tonos y matices repletos e inefables, parecen interpretar celadas nocturnas que nos retienen en el espanto cotidiano
El rugido cromático de la obra encierra el hechizo del lujo y del naufragio
Manifestación poética y proceso alquímico, eso dice Jorge Nava de la pintura; no puedo estar más de acuerdo.
Enhorabuena y gracias por este trabajo.
En la sala, sobre el suelo, hay una macetita de flores moribundas que se consumen lentamente, ahogadas por los suspiros de los visitantes.
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