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Saludo a don Alberto Torga

13 de Mayo del 2011 - José Viñas García (Oviedo)

D. Alberto Torga, la alarma social no la causan los jueces, sino los que dudan de la independencia y profesionalidad de los magistrados, haciendo un flaco favor a nuestro estado de derecho, embadurnando todo de un tufillo nostálgico de otros tiempos.

Los jueces de esos casos que hace referencia (y otros que deja de citar, espero que no a propósito) al menos yo interpreto, que no tienen porque desprestigiarse a sí mismos, actuando en contra de la justicia intencionadamente. Que discrepen es normal, para eso lo componen 10, 12 o 17 en vez de uno solo, que pondría el gobernante que los obispos acompañaban sonrientes bajo el palio.

Un juez no puede ser bueno o malo, actuar bien o mal, ser independiente o estar a órdenes del gobierno, según los resultados caigan bien o mal al PP. El ejemplo lo tenemos en el Juez Garzón, era el mejor cuando sentenciaba el caso GAL, cuando llevaba a los tribunales a traficantes, terroristas y dictadores, pero cuando le dio por investigar la trama corrupta del Gürtel que salpicaba al PP en sus recintos más importantes Madrid y Valencia, se encontró con que estaba al servicio del gobierno, y todo terminó para él, cuando le dio por meterse con Franco, con aquello de la memoria histórica. Sr. Torga no sigan haciéndole el juego al PP, o díganlo claramente para que todos vean lo que dejan caer entre bambalinas.

Por ser el sacerdote que me dio mi primera comunión, además de recordarle como el cura que jugaba, visitaba enfermos y se comprometía con todo el pueblo en cada faceta social y cultural, le guardaba en un rincón especial de mi corazón. Se fue y todos le llamaban el cura comunista, de aquellos que mostraban todo el rechazo posible al dictador. Ya que el resto de Obispos y curas eran una especie de comuna anexa al régimen, con privilegios que no querían perder. El cura, el sargento, maestro y el médico conformaban la jerarquía del lugar, ejercían de ONG, asesores y tenían el respeto unánime de los ciudadanos, entre otras cosas porque desempeñaban a la perfección el papel que el dictador quería de ellos, sosegar y meter en cintura al pueblo, con miedos y pecados mortales (de esto último sacaría al médico) pero el cura, maestro y el sargento o mando en unidad, tenían a bien orientar y obligar a las gentes en preceptos y normas materiales, corporales y sobretodo espirituales , con amenazas de que Dios no perdonaría sus pecados o sus delitos curiosos aquellos pecados, eran de una cándida sencillez donde las pobres gentes no se les permitía trabajar los domingos, la única fecha posible para que los trabajadores ayudaran a su mujer cargada de hijos a sembrar o recoger la cosecha para comer. Tampoco comer carne o embutidos en semana santa, esto se llamo "la gula", quien podía pagaba con dinero y con la bendición de la iglesia podía comer lo que quisiera. Sr. Torga los pobres no tenían, ¿porque la iglesia permitía que los únicos que podían pagar, comer? esos fartucos durante todo el año, bien podían sacrificarse unos días verdad.

La masturbación, homosexualidad y el sexo eran tabú, pecado de infierno, salvo para los curas, maestro, médico o el sargento, que mientras los hombres se privaban de todo, trabajaban como esclavos todo el día, ustedes se masturbaban, tenían sexo y lo más cruel en la penitencia está el pecado, sabedores de las debilidades femeninas confesadas en secreto, muchos las usaban pecando y haciendo pecar.

Son muchas las suposiciones que podríamos llamar cachondeos si no fuera porque la gravedad del asunto se las trae; soy creyente, pero de los profetas humanos no me creo ni su sombra, por aquella que correspondía el ser contestatarios al dictador, pocos eran los osados, ahora es sencillo criticar al gobierno y a los jueces, no tiene merito alguno Sr. Torga. Salvo que lo haga repartiendo los casos y no en tres supuestos, que van en una sola dirección ideológica. Tanto usted y otros sacerdotes que ahora escriben con asiduidad en la prensa, no les doy merito más allá que cumplir otra vez con directrices de la conferencia episcopal, cuando Franco meter miedos y callar de las barbaries del dictador, cuando Aznar no salían a manifestarse en contra del genocidio firmado y consumado en la Azores. Desde que Gobierna Zapatero no solo hacen de voceros del PP y cumpliendo órdenes de Rouco, sino que, pancarta en mano todos los obispos se manifestaron con lemas escritos por la derechaLa familia se rompe solo porque este gobierno aprobó leyes que beneficiaban a minorías, bodas de homosexuales y aborto. Qué curioso con Aznar existía la Ley del aborto también en tres supuesto, tampoco les vimos manifestarse para que la aboliera.

Si fuera poco mi argumento de que siguen directrices, hoy mismo en este diario el Arzobispo de Oviedo hace campaña a favor del PP, tratando de orientar a los ciudadanos a quien tienen que votar, en referencia expresa bajo telones que no lo hagan al PSOE, porque no defiende la vida, la maternidad y la familia. Hay otro párroco de Oviedo que para que estemos seguros de su ideología cerrada y programada, empezaba el escrito diciendo algo así: esos sociatas en claro menosprecio a todo lo que nos sea PP. Supongo que ustedes ese colectivo venido a menos porque Dios y las personas no les creen, digo ustedes porque ¿qué familia conforman? Y si defienden la familia y maternidad ¿Por qué el celibato? Saben no cuela. Dios estaría con el gobierno, por defender valores y proteger minorías, aunque algunas entraran en contrasentido no con dogmas de fe, si no con la religión que ustedes interpretan solo para los demás: homosexualidad, aborto en esos supuestos, preservativo, igualdad entre sexos, etc. ¿Por qué tienen que seguir direccionando la religión políticamente, en un partidismo clamoroso hacia una derecha que está con los poderosos? Simplemente porque ustedes los apóstoles venidos a menos, prefieren la derecha, esa que acude a diario en abrigos de visón a las Iglesias a pedir perdón de sus excesos, dejándoles monedas que los pobres no pueden dar.

Por último Sr. Torga no soy capaz de encuadrarle cuando habla de Troitiño, se le nota una especie de rencor y odio hacia la persona, que cometió delitos tremendos, pero que en su boca, como apóstol de Dios en la Tierra con capacidad de perdonar con el sacramento de la Penitencia, no es posible interpretarle. Usted en nombre de Dios se le da la capacidad y potestad de perdonar a pecadores, ¿o hay clases de pecadores perdonables y otros no? Quizás le cueste menos dar el perdón al corrupto, delincuente y asesino de derechas, que si viene del lado opuesto.

Un saludo D. Alberto, en Boo será recordado con especial cariño. ¿Dígame? Dios de volver con nosotros, estaría con la política de Aznar o con la de Zapatero. Ustedes como jueces de Dios en la tierra, ¿son infalibles, no cometen errores, son perfectos? Si son humanos, son como cualquier mortal ¿porque juzgan a otros, con tanta ligereza? Y si tienen la encomienda de perdonar pecados, porque a Troitiño, le niega tal derecho divino, ya que cumplió la condena, pero incluso de no cumplirla, usted no solo debiera perdonarle, si no, no dirigirse a él en esos términos impropios de un perdonador profesional. Seguramente este comentario le gustará poco, pero gusta menos que interfieran en política los que debieran solo dedicarse a catolizar, y como son incapaces de convencer con la encomienda Divina, se inmiscuyen en la parte que Dios, quiso separar de la espiritualidad, la parte que corresponde al gobierno del Cesar.

Yo como experto pecador, lleno de imperfecciones tengo la firme esperanza que Dios como juez supremo, no sea tan partidista como ustedes a la hora de juzgarnos a los que pecamos doblemente: por sinvergüenzas y por ser de izquierdas.

Don Alberto un abrazo muy especial, solo espero estar equivocado en mis apreciaciones, y desearle todo lo mejor. Mi Dios, sacaría patadas de las catedrales al 100% que acuden a diario, incluido el párroco, pero no negaría el perdón a ninguno. Bueno, conmigo tendría más trabas quizás, por su parte sé que tengo el perdón, pero que decir de las personas a las que importuné, si son como ustedes, malas me las temo.

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