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La Fundación Municipal de Cultura y las bibliotecas

13 de Mayo del 2011 - Pedro García Alonso (Oviedo)

El pasado 2 de mayo aparecía en este diario un artículo de José María Fernández del Viso que titulaba «Oviedo, capital cultural» y donde hacía un pequeño repaso de lo que fue la Fundación Municipal de Cultura. Entre los logros que enumeraba, mencionaba a la red de bibliotecas que se crearon en nuestro municipio.

De todo lo que expone, yo me centro en la creación de las bibliotecas, por conocer cómo fueron creciendo, el acierto en la elección de su ubicación, la decisión política para llevarlo a cabo y, lo más importante, las personas que pusieron al frente de las mismas.

Por mi condición de librero y como presidente del gremio, tuve una relación muy estrecha con la Fundación en todo lo relacionado con el libro. Prestando todo nuestro apoyo a cuantas iniciativas nos presentaban y, en honor a la verdad, eran muy receptivos a nuestras propuestas, desde el concejal de Cultura, señor Del Viso, la gerencia y los funcionarios destinados a esa área, que creían en ese proyecto.

Fruto de aquel repunte cultural, los libreros quieren participar de forma activa, decidiendo la organización de Libroviedo (que en estos días cumple sus 18 años de vida), consiguiendo traer a nuestra ciudad a los mejores escritores del panorama nacional, en ese momento reservado sólo para Madrid y Barcelona.

Quiero destacar en el caso de Libroviedo las instrucciones que don Gabino de Lorenzo dio a los responsables de Cultura, «facilitarnos toda la ayuda y no interferir en la organización de dicho evento, puesto que nadie sabía más de libros que los libreros». Y así lo hizo.

Nunca pude comprender que cuando una cosa funciona, en vez de potenciarla y mejorarla, siempre surgen decisiones que acaban destruyéndola. Esto pasó con la Fundación Municipal de Cultura. Las bibliotecas, que eran uno de los mejores activos que tenía y de lo que podía presumir, entraron en un declive a nivel político y administrativo. Rebajaron las aportaciones para la adquisición de fondos, encargaron la gestión a empresas privadas, pero, a pesar de todo ello, no decayó el servicio al ciudadano gracias a la labor de las bibliotecarias y bibliotecarios, que, enamorados de su trabajo, cumplían su función a pesar de que sabían que no se les reconocía todo lo que habían aportado para convertir las bibliotecas de Oviedo en las mejores de la provincia. Pero aún ignoraban que alguien había determinado que su relación como profesionales al frente de las bibliotecas tocaba a su fin. Un gran error. Posiblemente, obedeciese a la relación laboral que estos profesionales mantenían con el Ayuntamiento, pero seguro que se pudieron arbitrar otras medidas no traumáticas, y tan injustas, para ese colectivo.

Era tal su entusiasmo que nos contagiaron y organizamos un Libroviedo infantil (con el esfuerzo que supone) sólo para dar a conocer todo lo que las bibliotecas aportan a los ciudadanos interesados en la lectura de un libro. Fue un éxito rotundo, pues niños y mayores se acercaron y comprobaron el potencial de las bibliotecas y los servicios que prestaban, que, para muchos, eran desconocidos.

Quiero expresar mi reconocimiento a la labor que estos magníficos profesionales hicieron al frente de las bibliotecas y mi total rechazo a las formas que se emplearon para dejarles en la calle, en las que los hacían culpables, siendo las únicas víctimas.

En estas elecciones tan próximas e importantes, como ciudadano emplazo a los que serán nuestros gobernantes para que en el área cultural y en lo relativo al mundo del libro no tengan reparos en pedir información, sugerencias y apoyo para llevar a buen fin su política, pues seguro que los tendrán. Y, por último, las bibliotecas no son un almacén de libros para ojear o prestar. Cada biblioteca tiene el sello inconfundible de quien está a su frente. Conoce las necesidades culturales de su entorno y hace participar a niños y mayores en el club de lectura. Asesora como guía a la lectura a los menos iniciados y elige, hasta donde le es posible, los fondos bibliográficos que mejor responden al perfil de los usuarios de la biblioteca que dirige. Eso y mucho más son los bibliotecarios.

Pedro garcía Alonso, presidente de la Asociación de Libreros de Asturias, Oviedo

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