A Luis Corrales, médico cristiano
Dice la leyenda que cuando había una intervención complicada, los médicos a los que les tocaba operar se iban y se la dejaban a Luis. Lo creo. Así era Luis. Y él no se quejaba.
No creo que hubiese un cirujano en Oviedo que más operaciones realizase, y con éxito. Luis era un gran médico. Pero eso era la faceta menos importante en él.
Lo más importante era su humildad, su categoría humana, su fe, por encima de todo. Yo le conocía bien. A él y a María Luisa. Pasamos muy buenos ratos en el Pardo, junto a Avelino y Juanita. Lo recuerdo con su caña, pescando en la ría, y también cuando iba al río Porcía a por truchas.
No digo más porque ya está todo dicho. Una bellísima persona, un gran médico, un buen amigo, un cristiano de cuerpo entero, un padre y un marido ejemplar, ¿qué más podemos añadir para que el Señor le abra de par en par las puertas del Reino?
Marujina Moreno Méndez
Oviedo
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