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Lasturianu, un timo a los asturianos (II) / ¿Asturianu o chapucear castellano?

25 de Junio del 2011 - Jesús Avelino de la Pienda

En el organigrama del Gobierno asturiano se creó en 2009 un nuevo organismo para la traducción al asturianu de la documentación oficial que se mueve en nuestro autogobierno. En plena crisis económica (y también de ideas) se crea una nueva fuente de gastos inútiles a cargo de los impuestos que pagamos todos los asturianos.

No hace mucho, en la elaboración de los planes de estudios del Magisterio, después de muchas presiones sobre la dirección de la Escuela, se aprueba la implantación de lo que ahora se llama «mención» del asturianu. Algo así como una asignatura oficial. Eso sí: a costa de suprimir otras asignaturas de mucho más calado formativo como la Antropología Cultural o la Filosofía, que abren las puertas a otras culturas y fomentan un espíritu abierto y universal. Lo contrario de lo que buscan los asturianistas: fomentar un espíritu culturalmente raquítico, cerrado y casero. Y todo eso con el agravante de que si, por ejemplo, un niño de los pueblos montañeses de Cangas del Narcea llega al colegio hablando el bable de sus mayores, tendrá que olvidarlo y aprender l’asturianu, que es el oficial. Los pescadores de Cudillero y los de Lastres, por ejemplo, que tienen bables pesqueros diferentes (hay una tesis doctoral al respecto), tendrán que olvidarlos y aprender l’asturianu, que es el que quieren hacer oficial.

Habrá que ir pensando en pedir cuentas al Gobierno asturiano en las próximas elecciones autonómicas por ir concediendo, pasito a pasito, cada vez más subvenciones, más institucionalización, más oficialidad, más propaganda oficial, al invento lingüístico de este pequeño grupo, los asturianistas. Y es que alborotan mucho cuando no se les da lo que piden, y hay que dárselo para que callen. Como el chupete al niño que llora. Es lo típico de todos los nacionalismos de moda en España. El victimismo es su arma. La política lingüística, su excusa. El caso es auparse a cargos subvencionados de poder y a sus prebendas. Y todo a costa de los dineros de los ciudadanos.

Ya va siendo hora de que los asturianos pidan cuentas a nuestro Gobierno autonómico por estos despilfarros. Sé de buenas fuentes que no todos los socialistas están de acuerdo con la promoción de esta lengua artificial. Sería un gran beneficio para Asturias que se oyera su voz. No sería menos beneficioso que el Partido Popular fuera menos ambiguo en este tema y hablara con mayor claridad.

De no ser así, habrá que ir pensando en una nueva opción política, que se preocupe más por los intereses generales de Asturias y de defenderlos a nivel nacional, y menos de preocuparse por acallar voces alborotadoras de grupos muy poco representativos de los asturianos. Tengo la impresión de que esa nueva opción ya la tenemos en marcha: Foro Asturias, con un dirigente que ha demostrado en sus anteriores cargos políticos que es, hoy por hoy, el que mejores alternativas ofrece para sacar a Asturias de su endémica marginación por parte de los gobiernos centrales. Nuestros gobernantes autonómicos siempre han sido demasiado conformistas con Madrid y así nos va.

Hace falta una nueva idea de Asturias, que si alguna comunidad española tiene más derecho que ninguna otra a ser declarada «comunidad histórica», es ella precisamente. Mucho más que Cataluña, Andalucía, País Vasco o Galicia. Y, sin embargo, desde que vino la democracia, siempre hemos ido a la cola.

Asturias tiene una importantísima historia propia dentro de la historia de España. Tiene sus tradiciones, su idiosincrasia, su propio espíritu. Y a todo ello añade un dato muy positivo: no cae en el infantilismo político del separatismo, tan contrario a los tiempos de ruptura de fronteras que están configurando la nueva situación de la humanidad. «Defender lo mío» no tiene por qué ir unido al «no quiero saber nada contigo».

Pero defender Asturias y sus intereses no es defender un artificio como l’asturianu, un invento totalmente artificial que no respeta los bables de nuestros valles. Sus defensores se han opuesto a grandes especialistas de nuestras hablas tradicionales como Jesús Neira o el mismo Emilio Alarcos. También han marginado a conocedores y extraordinarios escritores de los tres bables dominantes como a Benigno Suárez Valdés. Los asturianistas constituyen un grupo de presión que busca sus prebendas en los Presupuestos de nuestra autonomía, que alimenta el emborronamiento de los carteles indicadores de tráfico en nuestras carreteras, que gasta los dineros de los asturianos en lujosos folletos de propaganda, por poner sólo algunos ejemplos.

Para ellos hay dinero. Para contratar el nuevo profesorado que es imprescindible para aplicar el «plan Bolonia» en la Universidad, no lo hay. Que muchas de las aulas de la Universidad estén masificadas por falta de profesores, eso, no importa. Por lo visto, tener una Universidad competitiva a nivel nacional e internacional no pertenece a los intereses prioritarios de Asturias.

Después de mi artículo anterior (LA NUEVA ESPAÑA, 16-03-09) he podido comprobar que son muchos los asturianos, muchos más de lo que parece, que claman para que se acabe esta escalada de los asturianistas. El Gobierno autonómico de estos últimos años es el principal culpable de lo que durante ese tiempo ha sucedido al respecto: muchos millones sacados de los bolsillos de los asturianos para apoyar ese artificio de lengua.

Vuelvo a repetir lo que ya dije en aquel artículo: da vergüenza escuchar cómo presentadores de TPA o locutores de la COPE y de otras radios «chapucean» el castellano, con una arbitrariedad que hiere al que escucha. También he podido observar que el hablar asturianu, para muchos, es una forma de ocultar e incluso de justificar su ignorancia del castellano. En asturianu vale todo. (N’asturianu tou val, hasta esbabayar).

Tengo una gran esperanza en que Foro Asturias, con Francisco Álvarez-Cascos a la cabeza, ponga en claro en qué consiste la auténtica personalidad de Asturias, sus intereses políticos, económicos y culturales auténticos, y los defienda ante la desigual competencia de otras autonomías; y, a la vez, con una visión no vergonzante de una España unida, solidaria y fuerte en el foro internacional.

Quiero agradecer a todos los que me felicitaron (muchos por e-mail, otros por carta y algunos en artículos) por mi artículo anterior, especialmente a Orlando Sanz y a Julio García. También quiero hacer constar que los insultos que se me hacen en el blog del «eminente» Xuan Xosé no me afectan en absoluto ni voy a perder tiempo en responderles.

Jesús Avelino de la Pienda, profesor de la Universidad de Oviedo

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