Reconocimiento social en Lieres a la labor de Benigno Vigil
No deja de ser triste que por una razón u otra, uno tenga el reconocimiento social a la labor realizada durante su vida una vez que ha entregado ésta. Uno se pregunta el porqué y no encuentra la respuesta satisfactoria, ya que lo lógico desde mi punto de vista es que ese reconocimiento, si realmente lo merecía ha de disfrutarlo en vida. Me imagino yo el enorme placer del homenajeado, como también me imagino la gran pena de los familiares de aquél al que dedican por sus muchos y merecidos méritos una placa en su pueblo natal 38 años después de su muerte.
Y viene todo esto a cuento de que el pasado 9 de abril, la parroquia sierense de Lieres homenajeó a uno de sus hijos, Benigno Vigil Corujo (1890-1973), más conocido como Benigno «El Maquinista», que fuera maestro bailarín de danza asturiana. La Asociación de Vecinos y Amigos de Lieres (AVAL), preparó con tal motivo un festival folclórico en el Casino de Lieres, con la participación de gaiteros, cantantes de tonada y agrupaciones corales y folclóricas. Con un ambiente de nostalgia hacia la persona de este maestro bailarín que ha dejado huella, por lo mucho que siempre hizo en favor de la evolución y el reconocimiento del baile regional, se abrió el festival con un documental de imágenes que fueron motivo de orgullo y admiración, recopiladas del maravilloso currículum de actuaciones que realizara por las distintas localidades del concejo. Se glosó su figura desde el más puro conocimiento de la misma, se habló mucho y bien de Benigno, como no podía ser de otra manera, pues reunía en su persona aquellas virtudes que más apreciamos en los comportamientos humanos. Pero hay algo que no quiero silenciar, que es el olvido. Se dice que una imagen vale más que mil palabras, de manera que contemplaba la pantalla con sobrecogida incredulidad, el paso de las imágenes y ni una aparece del homenaje que se le rindió en un acto como éste en Vega de Poja, en reconocimento a su labor divulgativa, desinteresada y altruista.
Previamente al festival, los miembros de la asociación y del Consistorio sierense, que contó con una nutrida representación en el acto, encabezada por el alcalde, José Antonio Noval, descubrieron una placa conmemorativa en la casa donde vivió Benigno Vigil, en el barrio de Piñule. Cuando menos esto es un consuelo, pocas y contadas son las fechas en las que los políticos se acuerdan de la cultura, o de organizar actos como el presente, en el que –queda dicho– el reconocimiento social a la labor realizada, desde mi personal punto de vista, ha de disfrutarse en vida, porque a veces da la impresión de que la muerte trata de reparar la injusticia que la vida no supo ver.
Benigno Martínez-Fuego
Marcenado (Siero)
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