Preguntas incómodas en campaña electoral
Los chats con los candidatos en las próximas elecciones que ofrecen los medios como LA NUEVA ESPAÑA son una iniciativa brillante para la campaña electoral. Una forma de que los ciudadanos confiemos más en los políticos es que se bajen de la tribuna y ofrezcan más conversación y menos mítines. También es una forma de que los ciudadanos aprendan que la asertividad es el camino para afrontar su desconfianza en la política. Las quejas indiscriminadas y los comentarios agresivos no conducen a nada.
La situación cambia un poco cuando uno sigue el chat en directo y tiene su pregunta en los primeros puestos de la lista de pendientes de contestar. De pronto, e inexplicablemente, la pregunta desaparece de la lista. No está contestada y el tiempo del chat no se ha agotado todavía. Puedo parecer malpensado, pero me aflora la sospecha de que el político que responde tiene la libertad de rechazar dar respuesta a la pregunta de un ciudadano "sin dejar rastro" por ello. El filtro de la agresividad y los insultos ya lo han pasado los periodistas antes de publicar la pregunta, así que no parece que haya explicación aparente.
Obviamente no se trata de forzar una respuesta del candidato de turno. Pero, como en cualquier entrevista, lo normal es dejar indicada la pregunta a la vista de los lectores y como respuesta, nada más lejos de la verdad: "sobre ese tema no voy a comentar nada". Se llama buen periodismo.
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