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Asturias, S. L. o Asturias, S. A.

2 de Marzo del 2009 - Isabel Pérez-Espinosa

La crisis económica general está poniendo de manifiesto los problemas específicos de Asturias. Sufrimos las consecuencias de una crisis mundial pero, también, el resultado final de una apatía generada en muchos años de abandono, mala gestión, excesiva dependencia del Estado y, en fin, de una tendencia que nos lleva permanentemente, como diría Paul Valéry, a tratar de entrar en el futuro marcha atrás.

Estamos inmersos en lo que podríamos denominar la Asturias, S. L.: una Asturias Sociedad Limitada en la que los agentes sociales, sindicales, políticos y económicos comparten los restos de un banquete acomodaticio, decadente y que ha impuesto la postración al resto de la sociedad regional. No hay referentes. No hay indicios de cambio, lo que favorece un clima general gris, de transigencia, de inoperancia, de pesimismo optimista: todo está mal, pero sigue estando y, así, vamos tirando.

Estamos en una Asturias en la que todo se acepta con resignación. Aun en los duros momentos que vivimos nadie se escandaliza por que un consejero de Industria no sepa si son 800 o 400 millones de euros de fondos mineros los que están pendientes, desde hace años, de invertir en nuestra región; aquí nadie parece afectado porque, un mes tras otro, y ya van muchos años, se retrasen las obras de infraestructuras imprescindibles o se nos prive de otras (por ejemplo, el AVE); aquí nadie muestra una mínima reacción a la tomadura de pelo permanente de tanta propaganda anunciando inversiones millonarias que, al final, nadie ve ni disfruta; aquí pueden desaparecer, en sobrecostes nunca explicados, 300 millones de euros en El Musel y 100 en el nuevo Hospital y un buen montón más en La Laboral, y todo queda en una inútil batalla de declaraciones, con la connivencia silenciosa de casi todos los agentes sociales, políticos, sindicales y económicos, que comparten consejos de administración y prebendas en el reparto de los fondos públicos; aquí, con más de 15.000 familias con todos sus miembros en paro y con la tasa de desempleo más alta de España, el dinero público se gasta sin control, con una administración paralela de empresas que nadie puede fiscalizar y que dilapida millones de euros con contratos a dedo, en subvenciones cuya rentabilidad nadie controla, en turismo a costa del presupuesto de expediciones en las que están todas las clases dominantes (sindicatos, políticos, empresarios y líderes sociales).

En la Asturias, S. L. se dan hechos tan insólitos como que las irregularidades detectadas por la Intervención de Cuentas o los Síndicos del Principado en la gestión de decenas de millones de euros se resuelve poniendo en duda los criterios de los interventores; aquí se pueden gastar decenas de millones de euros en cursos de formación, en pactos sociales, y en todo los inventos que sirven para financiar organizaciones que garantizan la paz –o mejor, el silencio– social, sindical y político, pero no para generar nuevas actividades económicas, para apoyar a los emprendedores, para dar un horizonte a nuestros jóvenes…Y no pasa nada: una pasajera noticia de prensa que se contesta con unas declaraciones descalificadoras y una llamada a la ideología: quienes gobernamos somos la representación de la progresía y quien nos critica un facha.

La Asturias, S. L. quiere convertir a esta comunidad en un parque temático, plagado de museos y de inversiones faraónicas sin ningún control ni rentabilidad, sin ninguna planificación y sin ningún futuro. Por ello, es imprescindible cerrar la Asturias, S. L. para crear la Asturias, S. A., es decir, la Asturias de todos los asturianos, en la que todos tengamos nuestra acción, nuestra responsabilidad, nuestro compromiso y nuestra esperanza. Todos tenemos una parte de culpa en la Asturias, S. L.: unos por acción, porque no han sabido responder a sus obligaciones de gobierno y se han convertido en un régimen –¡cuántos años de lo mismo y de los mismos!– clientelar y cerrado; otros, por omisión cómplice, porque callan y consienten en proporción directa a lo que reciben, y otros porque no hemos sido capaces de provocar la necesaria reacción de la sociedad asturiana. Pero mirar al pasado no aporta nada. Es hora de que todos nos sintamos protagonistas en la noble tarea de construir el futuro. Que todos nos impliquemos en la Asturias, S. A.

España

Decía Santiago Ramón y Cajal que los débiles sucumben, no por débiles, sino por ignorar que lo son. Lo mismo les sucede a las naciones. Eso es lo que nos está ocurriendo a los asturianos. Y a España. Por eso, la primera línea de actuación de la nueva Asturias, S. A. tiene que ser reivindicar su lugar en este país en el que la insolidaridad de algunas comunidades, y la propia inoperancia de quienes nos gobiernan, nos está condenando a la marginalidad. La debilidad política ha generado un país con unas comunidades ricas y otras condenadas a un destino sin futuro. Los que protagonizan las divergencias dicen que Asturias es una comunidad pequeña. Pero, ¿y eso qué importa? ¿En qué número de habitantes se fija el límite para poder hablar en el Parlamento de intereses autonómicos? ¿Qué PIB hay que tener?... Para los asturianos el tamaño nunca fue una razón para no defender los intereses de España. No lo fue en el pasado y no lo puede ser en el presente para liderar un nuevo concepto del Estado más solidario e igualitario.

Hoy lo progresista es defender nuestra identidad frente a quienes mantienen el ensueño trasnochado de nacionalidades insolidarias y excluyentes. La idea de España debe ser el norte de un nuevo sistema de financiación autonómica que dé a cada comunidad lo que necesite y que lo dé con el criterio de que esa aportación llegue directa e igualitariamente a todos los españoles. Y la Asturias, S. A. tiene que tomar la iniciativa para exigir el cambio, no ya sólo de los criterios de esa financiación, sino también de los que aplican las distintas comunidades para gastar esos recursos. Hay que plantear, Asturias puede hacerlo, unos nuevos criterios más integradores en las políticas sanitarias, educativas, fiscales y de inversión en obras públicas, con mecanismos de control para que cada euro se gaste con eficiencia y no se dilapide en montajes políticos sin sentido.

Asturias, S. A.

Subtítulo: Estamos en una región en la que todo se acepta con resignación

Destacado: La primera línea de actuación de la nueva Asturias, S. A. tiene que ser reivindicar su lugar en este país en el que la insolaridad de algunas comunidades y la propia inoperancia de quienes nos gobiernan nos están condenando a la marginalidad

Recuperar el prestigio y la capacidad de liderar un nuevo concepto de España puede y deber ser un elemento rejuvenecedor para que los asturianos volvamos a sentirnos protagonistas de nuestro futuro. Pero nuestro mayor reto es asumir nuestras responsabilidades dentro de Asturias. Hay que propiciar profundos cambios en Asturias:

Cambios en la gestión, imponiendo criterios de máxima eficiencia y transparencia en el gobierno de los fondos públicos –no más sobrecostes; no más chiringuitos; no más compra de complicidades–; imponiendo la máxima celeridad y control en las inversiones en infraestructuras, que vertebran nuestra comunidad y que pueden generar en este presente tan duro actividad económica y empleo; propiciando un compromiso de todos en aquellas inversiones que son imprescindibles para Asturias, como lo es el AVE; estableciendo un gran pacto sobre la Sanidad y la Educación, un pacto necesario también en España, para conseguir la mayor calidad y eficiencia en la gestión de estos servicios.

Cambios en la planificación, diseñando un plan general de futuro para Asturias que nos permita construir la región que necesitamos: con un compromiso real, sin límites –apoyo económico, de gestión, de búsqueda de mercados, etcétera–, de respaldo a los emprendedores; con un apoyo sin reservas a la Universidad; con inversión en investigación y desarrollo, implicándose decididamente en las nuevas actividades que puedan surgir y llevando las nuevas tecnologías a todos los asturianos; con una apuesta decidida por una industria cultural para la que Asturias tiene muchos y buenos recursos; con nuevas perspectivas turísticas que pongan en valor los hechos diferenciales de nuestra comunidad; con una implicación en la industria medioambiental, en todas sus vertientes; con la puesta en valor, llevándoles calidad de vida y recursos, de nuestro campo, nuestra ganadería, de todos nuestros productos; con un plan general de equipamientos, de viviendas de promoción pública, de dotaciones, que nos permita garantizar una buena calidad de vida en todas las zonas de Asturias para asentar la población y equilibrar el sistema de vida de los asturianos.

Y cambios en la organización para dar un giro a nuestra mentalidad. Asturias tiene que ser la suma de sus municipios, no el resultado de la confrontación entre ellos. Hay que desterrar el sentimiento cainita que nos lleva a duplicar servicios, dotaciones, recursos, cuando no a quitarlas de un lugar para ponerlas en otro. Hay que anular los malos efectos del localismo inconsciente con un gran pacto local que dé protagonismo a los ayuntamientos para atender directa y eficazmente las necesidades de todos los asturianos. Los ayuntamientos tienen que asumir un papel mucho más relevante en materias como el empleo, la actividad económica y, por supuesto, los servicios. Para ello hay que dotarlos de recursos económicos. Menos aparato de Administración regional y más mecanismos de administración para el ciudadano.

Un insigne asturiano, Alejandro Casona, escribió que vale más sembrar una cosecha nueva que llorar la que se perdió. Es, pues, el momento de sembrar, de cambiar, de renovar, para que Asturias deje de añorar pasadas glorias y empiece a construir, con la misma decisión y el mismo valor que entonces, un futuro distinto y mejor. Y lo paradójico es que la Asturias, S. A. no es una ilusión inalcanzable. Con lo mismo que tenemos, mejor gestionado, podría ser una realidad.

Isabel Pérez-Espinosa,

vicesecretaria de Política Municipal del PP en Asturias y

teniente de alcalde del Ayuntamiento de Oviedo

Isabel Pérez-Espinosa

Oviedo

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