La sanidad pública, en entredicho
Expongo brevemente los hechos:
En septiembre de 2010 acudo a consulta al centro de salud de atención primaria de Las Vegas. La médica de turno me receta antibióticos (que no necesitaba, puesto que no tenía ningún tipo de infección) y me deriva a un especialista.
Ocho meses después (20 de abril) me dan cita para ver al especialista. Muy amablemente, me atiende y me dice que la mejor opción para tratamiento es una intervención quirúrgica, la cual solicita catalogándola como preferente.
Me dan cita para la intervención el 16 de mayo en el Hospital San Agustín de Avilés, y me mandan ingresar el día anterior a las seis de la tarde.
Después de realizar el preoperatorio, prepararme psicológicamente para la intervención yo y mi familia, avisar en mis dos puestos de trabajo (en uno de los cuales les es difícil encontrar sustituto). Después de que toda mi familia solicita los días en su trabajo para estar a mi lado en estos momentos, a las 14 horas del día 16 aparece un cirujano en la habitación del hospital para decirme que se les ha complicado la intervención anterior y que me vaya para casa, que ya me llamaran, me da un justificante y me pide disculpas.
Como profesional sanitario, conozco perfectamente mis derechos como paciente, y como ciudadano que paga sus impuestos, tengo el derecho de ser atendido por el Sistema de Salud con unos mínimos de calidad, que en este caso no se cumplen ni por asomo.
La complicación en una intervención quirúrgica es algo más que previsible en un centro hospitalario, y no es de recibo que después de todos los preparativos y movilización de tantas personas me manden para casa sin más, diciéndome el clásico «ya le llamaremos».
Les envío la reclamación pertinente exigiendo las responsabilidades oportunas por el daño moral ocasionado, ser atendido a la mayor brevedad posible y que se me garanticen los mínimos de calidad antes de iniciar los procesos pertinentes por otras vías.
Ahora mismo, en espera de recibir respuesta e indignado por la escasa calidad en del sistema sanitario a día de hoy, en el que se está implantando un nuevo sistema de gestión por procesos que venden como algo para mejorar el rendimiento y no es más que la forma de escatimar medios y personal y un empeoramiento considerable de la atención al paciente, ya que se ha recortado personal, amortizan todas las plazas de los que se jubilan, no sustituyen al personal, sobrecargan al personal, aparte de haberles recortado el sueldo, con lo que la tendencia inevitable con las políticas desarrolladas en la actualidad es hacia un declive inexorable en nuestro Sistema de Salud, que presumía de ser uno de los mejores del mundo y está bajando puestos a una velocidad de vértigo en la escala mundial.
Así seguirá mientras los ciudadanos no se movilicen y traguen con todas las medidas que nos imponen nuestros queridos gobernantes.
¿Con esto qué pretenden? ¿Hacernos ver que el sistema sanitario público no es sostenible? Está demostrado que lo es; claro está, con una buena gestión.
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