Tiempos de cultura y de tortilla bélica
Dice el refrán: no hay mal que por bien no venga. Y así parece que la crisis económica, la recesión y el imparable paro están dando, sobre todo a las personas con menor poder adquisitivo, los jóvenes, posibilidades de acceder a otros mundos, como es el de la cultura. La falta de dinero en el bolsillo ha hecho descubrir a muchos que existe un producto asequible a cualquiera que es hasta divertido, los libros.
Dicen las estadísticas de algunas de nuestras ciudades que la utilización de las bibliotecas públicas y de sus actividades se ha visto incrementada. Los préstamos de libros realizados y el número de altas de nuevos socios se han visto aumentados considerablemente.
Dicen que los libros más solicitados son de temática juvenil, de lo que cabe deducir que los jóvenes asturianos han descubierto la cultura. ¿Significa esto que han abandonado el botellón, la música y los juegos de ordenador? Seguramente que no y lo más probable es que diversifican más su tiempo de ocio.
¿Diversifican?, pregunto. Sí, es lo que me han dicho algunas coleguis de mi hija. Salir con la pandilla, aunque sea poco, supone una pasta para sus bolsillos exhaustos. Por eso, no pocas de ellas prefieren pasarse esas horas de más leyendo que saliendo para no poder gastar ni un euro.
¿Y eso te consta? No, en absoluto. Pero es un tema que podría estudiar el gurú, que ejerce de político y cuyas dogmáticas decisiones, entre otras, alimentan desde la cocina presidencial de Suárez de la Riva, el enriquecedor debate de la tortilla de patata.
Si no fuera por el alto nivel que ha supuesto este debate, los medios de comunicación tendrían que rescatar la crisis económica y darnos el día a día de lo mal que lo están pasando muchos trabajadores, sobre todo jóvenes, mientras bancos y grandes empresas anuncian a bombo y platillo lo descomunal de sus ganancias.
He aquí la triste realidad: el debate político se ha quedado vacío. No funciona como un logos generador de impulsos de perfección para la democracia, sino como una red de camuflaje para ocultar la bola de demolición que tenemos pensado utilizar contra la casa del vecino. Y así al pleno de Tapia lo han convertido, con los granos de pimienta aderezados desde Presidencia, en el pleno de la tortilla bélica.
La carnavalesca polémica acontece en tiempos del Antroxu donde los jóvenes descubren la cultura y los libros. La coincidencia ofrece espacios para la reflexión. La trascendental discusión culinaria sobre los pinchos de tortilla que come o deja de comer el Sr. presidente del Principado, unida a la crispación y derrotistas noticias que genera el gratificante debate político (corrupción, espionajes, cacerías con escopetas, huelgas de jueces...), van a provocar una elevada participación en las próximas elecciones autonómicas.
Así es como algunos piensan conseguir los votos. Nuevos tiempos se avecinan.
El portavoz de Tapia no debería estar en la próxima lista del PSOE ni el gurú, en la cocina de Presidencia, por simple credibilidad de este partido ante sus propios afiliados y votantes.
Gabriel Gallardo
Oviedo
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