Mala hostia

–Su eminencia reverendísima podría levantarle la excomunión, que pesa sobre ella y él, a quien saliera más triunfante del escrutinio, dándole una hostia hecha con agua bendita, harina y miel (Los comulgantes excomulgados son el caudillo del FAC y su más directa rival, la candidata del PP). Con esta cita de Carmen Gómez Ojea (CGO) en su última Mezclilla de LA NUEVA ESPAÑA (18.05.11) entramos de lleno, in medias res del tema, la recomendación del arzobispo de pensárselo dos veces (y hasta tres) al escoger la papeleta que se deposita en las urnas. A esas cartas de los obispos las llamaban epístolas en tiempo de los apóstoles; ahora las llaman cartas pastorales. Y ese tipo de recomendaciones entra en la rutina del pastoreo, son casi protocolarias.

Cuando era pequeño, los domingos, en la Catedral, al final de la misa mayor, subía un canónigo al púlpito y recitaba aquello de el Excelentísimo y Reverendísimo Doctor tal y cual, Obispo de Oviedo, Conde de Noreña, da y concede 200 días de indulgencia en la forma acostumbrada. Me extrañaba que el obispo fuera médico (eso significaba entonces para mí doctor); lo imaginaba a caballo y con castillo en Noreña (por ser conde); me parecía que bastaba con el da y que sobraba el concede (o viceversa), pues ya entonces entendía que dar y conceder vienen a ser la misma cosa. Puesto ya a buscar el quinto pie del gato, me preguntaba el porqué de la costumbre de dar y conceder las indulgencias en lotes de 200 días, ni uno más ni uno menos. Pero la cosa, en conjunto, ni me daba devoción ni me quitaba fe. Las cosas como son.

Pues algo parecido tendría que pasar a estas alturas con la recomendación episcopal preelectoral, pero la izquierda reaccionó como si le aplastara el juanete el casco de un caballo. Bíblico el cabreo de Carmen, muy en su papel de portavoz espiritual de la comuna de Gijón, y si De la boca sale la impureza (título de su mezclilla), de la suya salen en tropel, como en los viejos tebeos, sapos y culebras (bien sabemos sus incondicionales que CGO adereza sus obleas menos con miel que con vitriolo y con vinagre). El Papa es un arconte vicediós; los obispos, jerarcas espantosos; el de Oviedo, en concreto, un católico excelente, sin un dedal de cristianismo. Cosa perfectamente lógica según el catecismo de la Madre Carmen, ya que el catolicismo papista es una patulea de excomulgados, adúlteros, defensores feroces del capitalismo explotador, traficantes de esclavas sexuales, pederastas y maltratadores. Que por supuesto votan a la derechona más extrema (la que hay). Esto ni lo escribe, pues se sobreentiende.

Todo muy puesto en sosegada razón, lo de Carmen; menos cuando habla de los fetos que sus madres se ven obligadas a llevar a matar para no darles una existencia calamitosa. Eso pasaría en la década ominosa del Aznarato, cuando casi todo el mundo tenía que trabajar (como si fuéramos alemanes), y además no había colegios públicos, ni guarderías ni autobuses y las madres, según salían en bicicleta para la fábrica o el instituto, iban aparcando a sus bebés en los contenedores, con el biberón puesto. Pero es agravio populista hablar así, en Asturias, al cabo de 30 años de revolución permanente social-sindicalista, serena y silenciosa (que en eso al menos hemos mejorado y las revoluciones ya no se hacen de golpe y sopetón). La píldora del día siguiente y los abortos de tres meses después, hoy y aquí, más bien tren causa (como diría ZP) de la filosofía de dale alegría a tu cuerpo, Macarena; del alegre botellón, que termina como el rosario de la aurora (o un poco más tarde). Con la diferencia de que algunos quedan dormidos en la acera y alguna macarena vuelve preñadita a casa. Y no me vengan con monsergas de machismo, pues varón y mujer Dios los creó y de esos polvos vienen estos embarazos (a ver si no de dónde).

Por lo demás, más cerca estoy de la Excelentísima Marquesa de Cimadevilla que del Reverendísimo Conde de Noreña. Votaría en bloque a la Junta de Andalucía, tan contraria al aborto que hasta da y concede prejubilaciones a los nasciturus; votaría con entusiasmo a Chaves, dechado de paternidad, pues no hay gesto más civilizado y opuesto al capitalismo salvaje que firmarle a la hija un cheque de 10 millones con una Montblanc. Qué cristiano de base no votaría aquí a Riopedre que, además de apellidarse Iglesias, tan incontestables pruebas dio de querencia familiar; pero el Consejero dimitió aquejado de mareo y la que por el Otero asoma remando en la misma piragua no se presenta. Ya no podemos votar a Teresa de Calcuta y tampoco a la alcaldesa Felgueroso que, después de tantos lustros de servicios a la comunidad, se va a casa con lo puesto y casi sin peinar. Entonces sientes el tirón de liar el petate y acampar en la Escandalera con los indignados (que si escandalera viene de escándalo, la Izquierda también tiene su plaza y más de una avenida. Pero con buena conciencia y sin excomuniones). Si esto no es cristianismo del mejor, que venga Dios y lo vea (y Carmen Gómez Ojea, que lo bendiga). Amén.