¡Por fin, la juventud!
Hubo un tiempo en que los ideales residían en el corazón de los jóvenes. Un tiempo en que parecía que se podía transformar y mejorar esta sociedad tan solo con su vitalidad y entusiasmo. Un tiempo en que muchos no dudaron en dejarse la vida luchando por sus ideales.
Hoy cuando muchos ya pensábamos , que el consumismo rampante, el egoísmo y la comodidad habían conseguido adormecer la rebeldía que late de forma innata en el corazón de cualquier joven, descubrimos que no, que todavía hay jóvenes que son capaces de gritar, protestar, enfrentarse al poder establecido y reclamar un lugar en esta sociedad que los ningunea y pisotea. ¡Bendita la hora!
Ahora deberían tomar alguna lección de historia, para saber que cualquier cambio en un sistema político ha venido siempre acompañado de violencia o presión desmesurada por parte del pueblo. Los que están instalados en el comedero no renuncian a sus prebendas fácilmente, sean de izquierdas o de derechas. Así que espero que esta hermosa revolución pacífica no ceje tras las elecciones.
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