Señor arzobispo, ilumíname
Señor arzobispo, ilumíneme!! Las inminentes lecciones son muy interesantes.
El espectro de formaciones que se presentan es más variado. Varios partidos de los denominados de derechas, con candidatos diferentes: el PSOE con nuevas caras y lastrado por recientes acontecimientos y más según se dice a la izquierda, otra vez varias formaciones políticas.
Reflexionando yo sobre a quién debería votar, tenía dudas importantes, sin embargo, me enteré de que el señor arzobispo había en una carta pastoral indicado las preferencias de la santa madre Iglesia. Así que me dije: yo, católico, bautizado (de muy pequeñito), confirmado (a los 6 años), comulgado (a los 8 años) y felizmente casado (por la Iglesia, no podía ser de otro modo) durante 43 años. Ferviente adorador nocturno durante muchos años, joven de rosario diario en mi casa con mi familia, de confesión semanal, comunión semanal y misa semanal, naturalmente votaría lo que me indicase la santa madre. Y entonces se planteó el problema: ¿a quién votar? No puedo votar a la formación encabezada por el señor Cascos. Está divorciado y, además, contumazmente. No puedo votar al PP, en ese partido también existen varios divorciados y, además, se rumorea que algunos de los candidatos son de orientaciones sexuales diferentes a la aceptada por la santa madre y, además, al parecer, no se plantea abolir completamente el aborto ni encarcelar a las madres que lo practiquen. No puedo votar al PSOE. Tiene todos esos mismos defectos y además muchos de sus candidatos no parecen ser fervientes cristianos y, desde luego, Belcebú está a la izquierda de esa organización.
¿Qué debo hacer? ¿Les pregunto a los candidatos si usan condones? ¿Les pregunto a sus santas esposas si utilizan métodos anticonceptivos otros que la abstinencia? ¿Han sido algunas veces inseminadas artificialmente? ¿Han tenido relaciones sexuales extramatrimoniales sin las bendiciones correspondientes? ¿Y qué decir de todos aquellos partidos que mantienen mujeres como candidatas? Si la santa madre no acepta mujeres en su organización, ¿es lícito que yo vote a un partido que sí las acepta? Estoy, por lo tanto, sumido en la confusión. Pienso que para las próximas elecciones, la Iglesia debería presentar su propia formación política. De cabeza de lista podría ser el Espíritu Santo, no hablaría mucho ni diría grandes cosas, pero tampoco lo hacen actualmente alguno de los líderes locales y nacionales. Sin embargo, el resto de las listas electorales podría hablar en su nombre abiertamente, sin ser nunca criticados por el jefe. Creo que ésta sería la solución para los millones y millones y millones de fervientes católicos que nos encontramos con que, actualmente, no tenemos ninguna lista para votar que cumpla los preceptos de la santa madre. Eso sí, me ha quedado una cosa muy clara. Vote a quien vote, la crucecita en la declaración de Hacienda debe estar marcada en el casillero para la Iglesia católica, porque es muy importante que disponga de fondos suficientes (nunca lo son) para difundir la palabra de Dios y para sus otras necesidades más terrenales.
Por favor, señor obispo, vuelva a hablar, pero más específicamente: ¿a quién voto?
Francisco Gosalbez Jordá
Oviedo
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