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Sacrificios de un médico del centro de salud de Castropol

25 de Mayo del 2011 - Ana Belén Fernández Santamarina (A Pontenova-Lugo)

En estos momentos de crisis todos los trabajos son buenos, pero a veces te planteas si no te habrás equivocado, piensas que después de estudiar hasta COU, hacer la selectividad, seis años de carrera universitaria, hacer el examen MIR y tres años de especialidad como residente (ahora son 4), pasas a una lista de sustituciones, no hay enchufes, no hay privilegios, después de tantos años estudiando y tras los desvelos de tus padres trabajando y haciendo encaje de bolillos, pasas a hacer más kilómetros que un viajante entre centro de salud y centro de salud, pagando tus dietas y desplazamientos. En ningún sitio consta que necesites carné de conducir y coche, pero si no los tienes, ¿cómo llegas a los distintos lugares de trabajo?, ¿cómo haces los domicilios por las mañanas? Así, una consulta, una guardia, una baja, unas vacaciones..., cambiando de sitios, de compañeros, de formas de trabajar continuamente, sin planes porque en cualquier momento te pueden llamar. Tantos años estudiando para tener contratos basura y ser un paria en la profesión médica. Nuestros compañeros hospitalarios tienen poca idea de lo que hacemos en el centro de salud, salvo excepciones (agradeciendo la existencia del servicio de geriatría, de la unidad de cuidados paliativos y la implicación del servicio de oftalmología del área de Jarrio); nosotros, en cambio, sí sabemos cómo funciona un hospital. Pasa el tiempo y tras muchas horas trabajadas puedes conseguir una interinidad; así, consulta matutina más guardias sin uvi móvil (si infarto, accidente de tráfico..., somos nosotros quienes los atendemos y nos desplazamos en ambulancia al hospital, dejando solo el centro de salud). En el área I (Jarrio) significa entrar a las 8.00 horas en consulta, a las 15.00 horas en la guardia, que termina a las 8.00 horas del día siguiente, que te incorporas en consulta de nuevo hasta las 15.00 horas, así que cuando tienes guardia olvídate del resto del mundo durante 31 horas, en el medio come y duerme, si puedes, ya hemos pasado unas cuantas consultas sin dormir, eso sí, calidad, buen talante, investigación..., y haz las guardias. Por ley podemos librar al día siguiente, eso es lo lógico, pero no lo hacemos porque eso significa que tus compañeros tienen que pasar tu consulta, atender tus urgencias y tus domicilios; no libramos por solidaridad, pero ¿hasta cuándo y cuánto se puede aguantar? Me gustaría que alguien se acordara de atención primaria aparte de decirnos que recetemos genéricos, nos lavemos las manos y trabajemos gastando lo menos posible. Nadie se ocupa de nosotros, no hay dinero. Me parece muy bien que se haga un fantástico mega hospital, pero no se puede comprar un Ferrari cuando el dinero que hay es para un Panda. Tendrán un HUCA majestuoso, a costa del resto de la sanidad (como ejemplo, pregunten por la situación a las enfermeras sustitutas que se pasan meses sin trabajar, pregunten por el señor de cardiología del Hospital de Jarrio, de cómo tuvimos que pasar la cesta en el equipo para tener mobiliario decente en la zona de guardia...). Encima, nosotros no tenemos la culpa de la crisis, pero en cambio nos bajan el sueldo (base, complementos, hora de guardia, extras...) y nos piden contención del gasto, ¿por qué no lo pagan los verdaderos causantes? Mejor no sigo porque me enervo. Ya vi marcharse a buenos médicos de familia formados en Asturias porque todo lo que se les ofrecía eran contratos basura que nunca mejoraban a los de sus comunidades; así, en estos últimos tiempos no había médicos sustitutos suficientes, por lo que te piensas mucho pedir días para realizar cursos y seguir aprendiendo y recordando lo aprendido (fundamental en nuestra profesión), tanto es así que en el verano pasado, en circunstancias similares a algún compañero más del área, estuve un mes sola en Castropol (somos dos habitualmente), pasando a tener un cupo de 2.000 pacientes, más pacientes desplazados veraneantes (que no son pocos y por los que no percibimos nada), más domicilios rurales (puede llevar sólo el desplazamiento una hora, y no yendo despacio precisamente), más guardias. Huelga decir que no lo pasé muy bien que digamos y que tuve mucha suerte porque no ocurrieron urgencias graves con desplazamientos a hospital, que los pacientes fueron pacientes y entendieron la situación y que me ayudaron mis campañeros. Así, aprovecho para dar las gracias a la médico Elvira (vino algún día a echarme una mano); a la administrativa Teresa, que dirigió el flujo de la consulta; a los ATS María y Daniel y a sus sustitutos Guillermo y Roda, que me ayudaron más de lo que en su trabajo les correspondía. Sin ellos y sin la comprensión de los pacientes podría haber ingresado en un psiquiátrico en el intento, gracias. Aprovecho para recordar que sin ATS, administrativos, trabajadoras sociales, auxiliares, personal de limpieza y de ambulancia no podríamos trabajar. Ahora aprobé las oposiciones en Galicia. Hay que moverse, en Asturias no hay oposiciones para medicina familiar desde hace años. Me voy con mucha pena porque llevaba tiempo en Asturias y cinco años en Castropol, me costó mucho hacerme a la idea, pero la vida es así; además, vino el propietario legítimo de la plaza (APD), coincidiendo con mi marcha a Galicia. Tuve suerte pero con gran pena me voy, tenía unos compañeros estupendos y unos buenos pacientes de los que no me despedí porque no podía hacerlo de todos, es imposible, con el añadido de que me cuestan mucho las despedidas, así que mi agradecimiento a los trabajadores del centro de salud de Vegadeo y en especial a los de Castropol, gracias a Asturias por acogerme y a la gente de Castropol, recordando a los que ya no están entre nosotros, a mi tutora Covadonga, tutores hospitalarios, a mi MIR predecesor Rafa, a mis compañeros MIR de Gijón, a mis compañeros del área de Jarrio y a mis dos geniales residentes (Ramón y Carmen Luisa), ellos me enseñaron. Me gustaría que alguien se acordara de atención primaria, que se rotara en todas las especialidades médicas por el centro de salud para que conozcan nuestro trabajo y así llegar a la verdadera coordinación entre AP y Hospital (tan necesaria y tan difícil ahora), que algún mandatario político le diga a los pacientes que no se puede abusar de la sanidad pública, ya que todo el mundo tiene derecho a recibir una sanidad de calidad en todos los aspectos, dentro de un orden; pero como lo más importante es el voto, ¿quién pondrá ese orden? Yo creo que si llego a ser mayor ya no tendré los beneficios de la sanidad pública, una de las mejores cosas que tiene España con diferencia (valga como ejemplo que cualquier persona puede recibir un trasplante o llevar a cabo un tratamiento muy caro..., ¿queremos que la salud vuelva a depender del nivel de ingresos?), nos la estamos cargando entre todos, agotando al personal sanitario y los recursos sin coto porque el voto es el voto, espero que quede algún político que lleve a cabo política de verdad y no se mueva por el poder y el dinero, por el beneplácito del público y que para ello se acabe con la sanidad por no decir hasta aquí, espero que me equivoque. A la pregunta que formulaba en el enunciado, sí merece la pena ser médico de centro de salud de pueblo, por la buena gente, por intentar día a día ayudar y hacer un trabajo bien hecho, aunque a veces no lo consigas, y por tus compañeros, gracias a todos ellos, a mis amigos, a mi hermana Natalia, a mi pareja, Suso, y, sobre todo, a mi madre, Rosa, ejemplo de coraje y fuerza de voluntad. Gracias por aguantarme y acompañarme en el viaje de la vida.

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