Señor Álvarez-Cascos, felicidades, no nos decepcione
Aunque soy poco seguidor o casi nada de todo lo relacionado con la política por mis propias convicciones, desde que me fui enterando de la movida de la Puerta del Sol, inmediatamente pensé que si aún viviera en Madrid allí estaría, pues a pesar de tener 66 años, estar jubilado (aunque no llego ni siquiera a mileurista, después de haber cotizado 41 años, 25 de ellos en la empresa privada, casi siempre en el tope máximo según mi categoría), después de hacerme autónomo por haber creado una de las pequeñas empresas que aún soportan parte de nuestra mala situación actual, me sentía del todo solidario con los estudiantes, los titulados, los jubilados y demás personas que estos días estuvieron intentando demostrar a nuestros regidores que estamos hartos de la forma como nos administran, a pesar de haberles depositado nuestra confianza con nuestros votos.
Me declaro totalmente liberal y democrático, nunca fui afín a ninguna de las siglas políticas, siempre voté, aunque cada vez que lo hacía me creaba un problema, mis votos eran dispares, sin ninguna alineación, aunque a veces, como en este caso, tenía un candidato dentro de la propia familia.
Hoy estoy contento, pues fui uno de los que colaboré a que don Francisco Álvarez-Cascos pueda ser el próximo presidente del Principado de Asturias, aunque no haya asistido ningún día a los encuentros que en dos ocasiones tuvo con los somedanos, y de tener a mi yerno en su candidatura.
Aunque nunca tuve afiliación, siempre me impliqué con mucho cariño y dedicación a la sociedad en la que en cada momento me encontraba: relaciones humanas en la empresa, deportes infantiles en los colegios de mis hijos, asociaciones de padres en el colegio e instituto, asociaciones culturales y empresariales, en las que sigo, siempre desde la óptica altruista, liberal y honrada.
Digo que hoy estoy muy contento porque el señor Álvarez-Cascos no nos puede defraudar, ya nos demostró en su época de gobernante a nivel nacional su capacidad (todos los asturianos, de una forma u otra, triunfamos y somos un ejemplo en cualquiera de los sitios donde estemos fuera de nuestra región); a veces, al volver algunos bajamos bastante nuestro nivel, estoy seguro de que éste no será su caso, le depositamos nuestra confianza para situarlo en el máximo puesto dentro de nuestra región, como el presidente de todos los asturianos.
Espero que sepa rodearse de un buen equipo gestor, que no consienta localismos absurdos, que nos gobierne a todos, que respete como dice nuestra dignidad y nuestras libertades.
Nuestra Asturias, señor Álvarez-Cascos, es un pequeño vergel que sólo necesita de unos buenos jardineros.
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