Preocupación por el Museo Arqueológico
Hace unos días me he enterado de que el Museo Arqueológico, tras unos años de obras, reabría sus puertas. Como ovetense deseo expresar mi preocupación por el malísimo trabajo realizado en sus dependencias. Dándole vueltas al asunto, y en estos momentos de momentánea frialdad en los que escribo en mi casa estas líneas, no ceso de pensar que parece mentira los desaguisados que cometen los arquitectos. ¿No les importa hacer un buen trabajo, o es que no saben? Pongo en duda, y supongo que lo harán quienes lean este artículo, que la profesionalidad en nuestros días exista, faltando cultura y sensibilidad, a no ser, claro está, que prime el dinero, sin importar el escándalo que conlleve el tema y, sobre todo, lo hecho, hecho está y no hay vuelta atrás.
Si por la fuerza y agarrándose al clavo ardiendo hubiese vuelta de hoja, se tiraría todo por la borda y las cosas volverían a estar en su sitio, con el consiguiente gasto de dinero nuevamente y otro berrinche añadido; pero el daño ya está hecho y es irreparable.
La gravedad es que no se trata de un simple edificio, sino de una construcción histórica que forma parte importante de la ciudad, y los que nacimos en ella siempre la habíamos conocido como antes era. Lo peor del caso ha sido la desaparición de la celda del padre Feijoo, con lo que se demuestra que quien haya supervisado el avance de las obras no tenía idea de lo que allí se cocía. Mejor no pensar en ello.
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