Parres, Crimen y Castigo electoral
Tantos premios como se reparten (el del Pueblo Ejemplar, El Pegollu de Oro, La Sardina de Plata), echo en falta uno para los comportamientos electorales surrealistas. De haberlo, el municipio de Parres se llevaría el Nobel o, por lo menos, un Príncipe de Asturias. En la legislatura que se cierra, PSOE e IU gobernaron en coalición, con un alcalde socialista y un teniente de alcalde comunista (lo que los veteranos llamaríamos un minifrente popular). En la oposición, cinco concejales del PP.
Las cosas eran, pues, meridianamente claras: unidad de decisión, unidad de acción. Y por eso mismo, responsabilidad compartida. Lo justo hubiese sido que el premio o la sanción electoral se repartiesen equitativamente entre las formaciones coaligadas, premiando o pasando factura por igual al PSOE y a IU. Es decir, todo lo contrario de lo que pasó; puesto que lo que pasó es que IU fue castigada despiadadamente, borrándola del mapa, y el PSOE premiado desaforadamente con mayoría absoluta.
Como si todos los aciertos (si los hubo) fueran del PSOE y todos los errores (que hubo muchos) fueran de IU. Como si el PSOE no hubiera podido trabajar mejor porque IU lo estorbara. Este podría ser el análisis de los socialistas con carné (normal). Lo surrealista es que compartan ese análisis los que votaron a IU en las elecciones anteriores y la abandonan en estas, pasándose en bloque al PSOE. Si IU no estuviera muerta, tendría que despertar y darse cuenta de que vivió 4 años con votos prestados (que es vivir políticamente de prestado).
Pero esta IU parraguesa está muerta y no de muerte natural. La mató el PSOE, que la utilizó para un apaño y se deshace de ella con crudelísima desenvoltura, depositándola en el contenedor de reciclaje. Porque esta muerte presenta las características de un caso de violencia de género política; casi de un crimen pasional. De ahí que en los mentideros parragueses florezcan los cuchicheos de tanatorio sobre el cónyuge finado (que Jimena, flamante concejala de la mayoría, me diga si se pone cónyuga, que si hay que ponerlo se pone) y el presunto homicida: -¿Por qué la habrá matado? Era una mandona. Y él un calzonazos. Sólo pensaba en comer. Y él en empinar. Tenía la casa abandonada. Pues él ni la pisaba. Roncaba sin parar. Eso no es delito todavía. Hasta le ponía los cuernos. Como él si encontrara con quién.
Y así un rosario interminable de dimes y diretes, en que todos los misterios son penosos. Pero lo incontrovertible es que aquí tenemos un cadáver político y un vivo muy vivo que se quedó con la peineta, con los zarcillos y hasta con el puente de oro de la muerta; y eso, la verdad, no son modales. Hace cosa de dos años ya se le advirtió a una IU un tanto infatuada que su destino era devolverle al PSOE la mayoría absoluta. Y les pareció fatal; que por quién se les tomaba con lo históricos que eran; que en el momento oportuno darían el salto de la democracia formalista a la dictadura del proletariado; que ya lo tenían todo listo para el asalto al Palacio de Invierno y que si asistían a las sesiones en pantalones cortos era para disimular.
A ver quién le advierte ahora a este PSOE tan crecido que el día que necesite a IU (q. e. p. d.) no la va a resucitar ni con el boca a boca (máxime teniendo en cuenta que los jefes del comunismo local gastan perilla y bigotes a la antigua usanza, lo que no facilita esas maniobras de primeros auxilios). Pero tarde o temprano algo habrá que hacer. Digo. Porque sin IU faltaría un naipe en la baraja electoral.
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