El TC hiede
Hace ya tiempo que en las magnas instituciones, en las cloacas jurídicas del TC, huele a podrido. El cuento del Estatuto catalán fue un paso más hacia el hedor. Y en ese proceso de putrefacción constitucional se produce la autorización de la marca etarra para su entrada en las instituciones. Los magistrados se han manchado los pantalones y el olor se ha hecho insoportable.
El TC se pone así a la altura del terrorista y da la espalda a las víctimas, el TEC respalda el tiro en la nuca y hunde en la miseria lo poco que quedaba del Estado de derecho.
Por si fuera poco, los medios de comunicación se hacen eco con foto a todo color de un matón recién salido de prisión con un cartel de la marca terrorista sirviendo más de publicidad que de denuncia.
Y ante las críticas que merecidamente llegan al TC, se les oye decir que no se puede tocar lo más sagrado; lo que faltaba. Aquí tenemos a los nuevos faraones, convencidos de que sus togas están rociadas de divinidad.
A ver cuándo aprenden que lo más sagrado no son sus patéticas togas teñidas con sangre de víctimas inocentes, sino la vida humana, su integridad y su dignidad.
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