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Sabino responde a don Julio García García / corrig. TONI

29 de Mayo del 2011 - Sabino Álvarez Pazos (Mieres del Camino)

Estimado don Julio: Le contesto gustosamente a la atenta y extensa carta que ha tenido a bien dirigirme usted en LA NUEVA ESPAÑA del día 21 del mes de abril de 2011. En principio, yo no he dicho que los rezos fueren por el alma del dictador o, si usted lo prefiere, por don Francisco Franco. Creo que la carta que yo había leído en LA NUEVA ESPAÑA (la cual fue la que me «indujo» a escribir (–Rezar por un dictador–) no se refería al «alma» sino que me parece que decía «Rezabas por don Francisco Franco» y no por su alma, repito una vez más.

Si alguna vez usted ha leído alguna de las cartas publicadas en LA NUEVA ESPAÑA firmadas por mí habrá observado que cuando he nombrado a don Francisco Franco (por supuesto que nunca lo he hecho para bien del personaje) lo he hecho anteponiendo el don a su nombre como lo hago en este escrito y, para ser sincero, le diré que el señor Franco pasará a la historia como lo que ha sido, un asesino que no ha merecido los rezos ni por su cuerpo ni por su alma, ya que considero que quien mata o lo permite no se le puede dar otro calificativo, y esto es extensivo a los crímenes cometidos antes y después de la Guerra Civil española.

Mi educación fruto de mi finada y querida madre a la que la guerra (declarada por el individuo que usted defiende y que causó un millón de muertos) le dejó sin familia no me permite defender a los asesinos sean de antes de la contienda o después, no olvide que el quinto mandamiento de la Ley de Dios dice... No matarás.

Me asombra que usted diga: a mi juicio, cuanto se dice en ese escrito falta, al menos, a la caridad cristiana y a la verdad histórica.

Por favor: no quiero ofenderle a usted pero ¿se atreve a hablar de caridad cristiana en temas que afectan a la dictadura del señor Franco? Dice usted: Francisco Franco Bahamonde fue un católico y fervoroso que vivió y murió en el seno de la Iglesia Católica, a la que sirvió desde todos sus cargos, según público reconocimiento de la jerarquía eclesiástica. Esto es lo que dice usted pero, ¿desde cuándo la Iglesia Católica reza por un asesino? La venganza en la Iglesia de Jesús de Nazaret es inadmisible, no puede haber asesinos buenos y asesinos malos, la Iglesia Católica actual (que no tiene nada que ver con la de aquellos tiempos) aún tiene que pedir perdón al pueblo español por haber sido consentidora y no levantar su voz ante los muchísimos crímenes como se cometieron en la posguerra franquista.

El señor Franco dictador por la gracia de (...) de tonto no tenía ni un pelo, supo aprovecharse de las muertes de religiosos/as causadas por personas equiparadas en sentimientos y fechorías a las que en la posguerra violaron, robaron y mataron indiscriminadamente todo lo que les vino en gana con el beneplácito del dictador, el cual ha sabido muy bien arrimar su «sardina al ascua» del jefe supremo de la Iglesia Católica de aquellos tiempos el Papa Pío XII (al que usted defiende), aunque parece ser que usted defiende lo indefendible porque si salimos un poquito de nuestra España y nos «adentramos» en la Alemania de Hitler con sus seis o siete millones (6 o 7) de judíos muertos gaseados, violados/as, quemados y masacrados, sin que la Iglesia Católica de aquellos tiempos levantare su voz en defensa de aquellas inocentes personas. ¿Es que de estos acontecimientos no sabía nada el Papa Pío XII? ¿Este Papa no sabía tampoco que en el colegio (digamos religioso, con doce aulas que sumaban cientos de niños) donde el que suscribe acudía a clase nos llevaban a la Iglesia con una carraca en nuestra mano para «matar judíos»?, ¿no sabía esto «su» flamante Papa Pío XII? Por favor: dejémonos de chorradas y seamos más justos con nuestra historia; ¿no le parece a usted, don Julio?

Para cambiar un poquito de tema quiero que sepa usted que «sí actúo de buena fe», por lo menos eso es lo que pretendo. No siendo mi intención molestarle ni ofenderle quiero decirle a usted que mi modesta biblioteca cuenta con unos «mil ciento veinte libros» aproximadamente (1.120) y ninguno de ellos tiene estampada la firma de alguno de los escritores que usted ha tenido a bien en recomendarme y, particularmente, en lo que se refiere a don Pío Moa, ya que no es de mi agrado ni como escritor ni como persona, por lo que declino totalmente su amable invitación.

En el último párrafo de su atenta carta dice usted: si las lee usted (se refiere a mí) se dará cuenta de los errores en que vive. Muy bien, don Julio, pero de los cuarenta años de dictadura que he vivido no necesito que ningún escritor me diga lo que ha pasado. ¿Quiere usted que le cuente cuando en la década de los años cuarenta íbamos un grupo de niños a ver personas muertas tiradas en las cunetas con un tiro en la cabeza? (vamos, a estilo de ETA). Por supuesto que estas personas no eran ni curas, ni frailes, ni tampoco monjas. Quienes hayan matado, tanto los de «antes como los de después», que Dios los perdone, pero no han sido mejores unos que otros. Para finalizar este escrito le diré que mi problema no es el pasado, puesto que no vivo de él aunque no se olvida, mi gran problema es el presente, donde solamente en España «tenemos» diez (10) millones de familias viviendo (mal viviendo) por debajo del umbral de la pobreza y en todo el mundo son unos mil millones. Éste sí que es mi problema, don Julio, esto es una clara evidencia de que los cinco mil millones de seres humanos restantes no somos solidarios, ya que en la tierra hay recursos suficientes para alimentar a todos, pero muy mal repartidos. Un cordial saludo.

Sabino Álvarez Pazos, Mieres del Camino

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