Peatones, ciudadanos de tercera
Una vez más, un ciclista me quería «romper la cara», en pleno centro de Gijón, tras haberle llamado la atención por pasarme por la espalda en una acera. Y, encima, con una de esas bicicletas gratuitas que ofrece el Ayuntamiento gijonés. Tras dejarla en el aparcamiento del Parchís, cruzó la calle e inició conmigo una violenta discusión, de la que se despidió, ante testigos, acordándose de mi p... madre. Dos días antes, otro ciclista no me destrozó las dos piernas por décimas de segundo, al saltarse un semáforo en rojo a gran velocidad. Ese mismo día, un individuo chino, en una bicicleta infantil y con el hijo en la barra delantera, estuvo a punto de colisionar conmigo en una acera mientras adelantaba, con grandes risas, a varias personas por la espalda. Y es que los peatones, el elemento más débil del espacio público, somos en Gijón ciudadanos de tercera (de segunda ya lo somos con respecto a los coches), gracias a la política de tolerancia y permisividad con las bicicletas de nuestro Ayuntamiento, porque ya no tenemos (lo que nunca había pasado en nuestra ciudad) un espacio público propio. Ya no existen en Gijón ni aceras, ni paseos, ni parques, ni sendas, ni pasos de cebra para peatones. Existen aceras, paseos, parques, sendas y pasos para bicicletas y peatones. Y el que sale perdiendo siempre, claro está, es el peatón, porque la mayoría de los ciclistas hacen, literalmente, lo que les da la santísima gana, aunque esté prohibido por la ley. Hasta tal punto que cada vez hay más personas mayores que salen con miedo o que no se atreven a salir de casa por culpa de las bicicletas, lo cual ya es realmente vergonzoso. Y como la Policía tiene órdenes de máxima tolerancia en este asunto, pues a seguir cometiendo infracciones todos los días y a todas las horas. Mientras tanto, a los pocos peatones que, hartos de esta situación, nos atrevemos a llamar la atención de vez en cuando a los ciclistas que cometen infracciones nos insultan, nos amenazan y hasta nos agreden, como ya le ocurrió varias veces al que esto firma. El resto de los peatones, por no meterse en líos, o porque su desidia les impide defender sus derechos, hacen la vista gorda. Y esto ocurre en un Ayuntamiento gobernado por partidos que se dicen de izquierdas y defensores de los más débiles. Así que mucho me temo que hasta que no pase una desgracia (como ocurrió con la movida nocturna gijonesa), nuestras autoridades municipales no se tomarán en serio este grave problema.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo