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La historia de Las Regueras

1 de Junio del 2011 - Celso José Díaz Fernández (Oviedo)

Acaba de publicarse la historia de Las Regueras y se va a presentar el día 7 de junio en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, a las siete de la tarde. Normalmente, se ignora la vida y la historia de este pequeño Ayuntamiento situado en el centro de Asturias, a pocos kilómetros de la capital, y muy apropiado para salir de excursión en los fines de semana, haciendo senderismo o algo de ejercicio en bicicleta. Constituye un paisaje encantador para descansar de la fatiga del trabajo. No dispone de una orografía elevada, pues sus cumbres no pasan de 600 metros, pero sus caminos te dirigen por una constante variedad de paisajes, llenos de cordales, quebradas y valles regados por sonoros ríos, que, aunque no grandes, sÍ son numerosos y riegan todas las tierras. Los pequeños pueblos desperdigados por las laderas de sus valles están bañados por el sol, pues suelen mirar al mediodía.

Llama la atención lo ignorada y olvidada que es su historia y, sin embargo, el hombre escogió este solar para vivir desde el Paleolítico hasta el día de hoy, cuando prefiere apiñarse en las grandes concentraciones de las ciudades. En esta región donde ha vivido el hombre desde tiempos tan remotos, se conservan excavadas seis cuevas, cuyos hallazgos se han llevado a museos de Madrid y de Oviedo, expoliando así al concejo de una riqueza que le corresponde. Puede mostrar también varias necrópolis tumularias, que se han empezado a investigar, y a ello se pueden añadir, al menos, tres castros estudiados por José Manuel González Fernández-Valles, reguerano, quien, además de estas investigaciones, dejó el mapa de las necrópolis tumularias y castros de toda Asturias.

Si visitas Las Regueras debes conocer las huellas que aquí dejaron los romanos, tanto en los baños de Valduno, que está excavando el arqueólogo Rogelio Estrada, y que indican el fuerte y duradero asentamiento que tuvo en estos solares, así como el mosaico de Andallón, descubierto por mí en 1958, guardado en el Museo Arqueológico de Oviedo y que muestra la existencia de una villa romana de un alto nivel.

Tuvo gran importancia durante la existencia del Reino de Asturias. Alfonso II el Casto le regaló la monumental iglesia de San Pedro de Nora, hermana de Santullano de Oviedo, y donde probablemente el rey dispondría de sus lugares de caza. Por esta zona pasó desde entonces el primitivo Camino de Santiago para todos aquellos que estimaban que antes de llegar al Apóstol había que visitar al Salvador, con sus reliquias, en Oviedo.

La laboriosa gente de Las Regueras participó de aquellos vaqueros de alzada que para mejorar su economía se trasladaban a los altos de Somiedo o Torrestío, en León, desde la primavera hasta el otoño, y que la nueva vida industrializada les ha hecho desaparecer y cambiar este sistema de vida.

No dejó esta región su función de paso y esto la ha llevado en alguna ocasión a padecer unas sangrientas guerras, como en las napoleónicas, que el general francés Bonnet, por poner dos centros de operaciones, Oviedo y Grado, hizo de Las Regueras un pasillo de tropas para mantener las acciones en estos lugares. Función que realizó igualmente en la guerra del 36, donde se cruzaron las más fuertes batallas de Asturias, para guardar un corredor de abastecimiento a la capital.

Se ha escrito esta historia de Las Regueras en la Carcabina, el lugar de la primera escuela del Escamplero y que en forma de diálogo va narrando los hechos y datos más importantes que han constituido la vida de los regueranos a través de los tiempos.

Celso Díaz Fernández, adoptivo de Las Regueras

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