Que Dios nos proteja a don Joaquín
Quisiera romper una lanza, o dos, en favor de Joaquín Aréstegui. Ya está bien de crucificar al bueno de don Joaquín cada vez que pierde unas elecciones. Acaso no tiene mérito permanecer en la cumbre de la política regional con el único bagaje de haber hecho historias. Y no me digan historias para no dormir porque ese es un chiste fácil.
Don Joaquín no solo terminó una carrera universitaria de gran contenido, también es un compatricio de mucho valor que defendió con uñas y dientes los intereses capitalinos. Al grito de ¡Niemeyer para Oviedo! y ¡Gabino es el mejor!, se enfrentó a pecho descubierto contra la chusma villana, esa misma gentuza que después no le votó. Qué desagradecidos.
Pero éstos, con ser extraordinarios, no son todos los méritos que adornan la larga carrera política de tan insigne hijo, amamantado desde la cuna conservadora por las astucias de dos nobles caballeros, hoy venidos a menos por un quítame de ahí esas pajas casquistas. Otros títulos singulares engalanan o decoran el currículo vitae del notable licenciado. Entre otros muchos: jefe de campaña y representante ante la Junta Electoral de Zona del PP de Avilés, en diferentes campañas, que siempre perdió por un pelo.
Años antes de la operación derribo, perpetrada en las urnas contra don Joaquín, un Peña casquivano le quiso subir a las barbas pero el señor licenciado, curtido en mil batallas, no le dejó levantar el vuelo. Qué se creía este Peña. Es cierto que ahora vengó su exclusión política en las elecciones pero, el prestigioso historiador, ya preparó una estrategia contable para desactivar tanto regodeo. Que dimita don Manuel, que perdió miles de votos en su enfrentamiento con don Francisco. ¡Ah! Que son los dos del FAC. Y eso qué importa, a don Joaquín le salen las cuentas locales, que es de lo que se trata. Qué bien maneja la aritmética el líder avilesino.
Si bien es cierto que al señor presidente de la junta comarcal de Avilés lo brearon en todos los cabildos municipales excepto en Gozón, es indiscutible que a don Joaquín le tocó bailar con la más roja de todas las comarcas que en Asturias hay. Este descalabro es totalmente excusable. Naturalmente, no lo será para sus detractores, esos que le ponen de chupa de dómine en las secciones de opinión. Qué envidiosa es la gente.
A don Joaquín, por mucho que digan las malas lenguas, siempre le quedará la admiración de las veintidós juntas locales que le propusieron para continuar la obra de los ilustrados asturianos al frente del partido. Al final, otra prestigiosa damisela apadrinada por don Gabino tomó las riendas de la organización. Qué pena. Estoy convencido que de haber discurrido la maniobra por cauces menos turbios, don Joaquín hubiera ganado en Asturias lo que perdió en Avilés. De todas formas, dentro de cuatro años volverá por sus fueros para integrar los puestos de cabeza en las listas cerradas del partido al parlamento asturiano. Que Dios y Rajoy nos lo protejan hasta entonces.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo