Elecciones 2011: todos contentos
En estas elecciones, igual que en otras anteriores, casi todos los candidatos parece que ganaron o, por lo menos, todos aparecen ante los medios de comunicación eufóricos y satisfechos. Unos, porque tienen el mayor número de diputados y así podrán acabar con esa pinza que forman apoltronados de uno y otro signo y que hundió Asturias en la marginación y el desánimo; otros, porque fueron los más votados y conservan una alta cota de poder municipal; otros, porque hay una mayoría de derechas; otros, porque fue la comunidad en que obtuvieron mayor porcentaje de votos...
Nada más ver los resultados electorales se observa algo que llama poderosamente la atención: es la diferencia considerable entre el número de votos obtenidos en las elecciones municipales y autonómicas por FAC e IU, que supone en el primer caso un treinta por ciento más en las autonómicas y en el segundo casi veinte mil más en las municipales. Vimos que Álvarez-Cascos se presentó ante los electores con un discurso rupturista, como el líder que va a sacarnos de la crisis acabando con el desmantelamiento de los sectores básicos, creando empleo, etcétera. Su éxito demuestra que muchos creen en un patriarca, un salvador que nos conduzca al paraíso de la prosperidad y que haga caer el maná para facilitarnos la travesía del desierto. Sus candidatos en los ayuntamientos no tenían ese carisma.
En IU ocurre lo contrario, aunque las causas de esa importante diferencia pueden ser variadas, pero lo extraño es que la dirección no se plantee ninguna interrogación, no haga la más mínima autocrítica, no se pregunte por qué muchos desencantados con la política del PSOE no apoyaron a IU, no se pregunte por qué aumentaron los votos en blanco o por qué otros electores se quedaron en casa. Era difícil creer que el voto a IU era el voto de la rebeldía o del cambio social cuando se estuvo colaborando con políticas de signo contrario y ni siquiera se logró cambiar una ley electoral injusta y torticera que incluso puede perjudicar a los que se niegan a cambiarla, como se vio en esta ocasión.
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