El autismo político de Rajoy
Los resultados obtenidos por el PP en las últimas elecciones municipales y autonómicas del pasado 22 de mayo, que, con la excepción de Asturias, han supuesto un avance cuantitativo en las parcelas de poder para esta formación política a nivel nacional, parecen haber obnubilado la mente del que va camino de ser el eterno jefe de la oposición al Gobierno de España, Mariano Rajoy, quien, viviendo con fruición los dulces momentos que últimamente le brindaron las urnas, ha perdido toda capacidad de análisis para identificar los muchos errores cometidos y continúa enrocado en sus indefendibles y anacrónicos argumentos.
La postura del presidente nacional del Partido Popular ante la realidad de su formación en el Principado de Asturias, en el que, por sus propios errores y los de la caterva que le rodea y asesora, han cosechado un estrepitoso e histórico fracaso que, en cualquier organización seria, debería ser causa suficiente para provocar la inmediata dimisión de sus principales protagonistas, descalifica la capacitación de un líder que aspira a la más alta magistratura de la nación. El empecinamiento en no reconocer sin ambages la apabullante derrota que Álvarez-Cascos le infligió en las urnas, a quien está demostrando profesar un odio que roza lo enfermizo, y la torpeza con la que desde la distancia está dirigiendo al PP asturiano, está poniendo a su partido contra las cuerdas y contribuyendo a convertirlo en una fuerza política residual en esta Comunidad Autónoma.
Si Foro Asturias, como así parece derivarse de algunas declaraciones, se presenta en las próximas legislativas y consigue un pequeño grupo de diputados, lo cual es bastante posible, podría ser clave para las aspiraciones de Rajoy siempre que este último no consiga una mayoría absoluta; escenario que se presenta como más probable. La falta de carisma y aceptación popular de este político frívolo, escéptico y apático, reflejada de forma inequívoca en todas las encuestas de opinión realizadas al efecto, junto con la incapacidad de llegar a pactos con ninguna otra formación del arco parlamentario y la presumible recuperación del PSOE para los próximos comicios, podría conducir a una situación en la que unos pocos votos sean decisivos. ¿Qué pensaría Rajoy si se viera en esa situación y los apoyos que necesitara fueran los de Foro?, y, en ese supuesto, ¿qué estaría dispuesto a hacer para conseguir lo que con tanta vehemencia persigue? ¿Hasta dónde tendría que humillarse? Cierto que todo esto no son más que simples conjeturas futuristas, pero, dado que cosas más difíciles se han visto, tampoco es imposible que suceda. En cualquier caso, merecería la pena vivir para verlo.
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