Querido Javier
Dentro de todo lo demás, querido Javier, perdón por la familiaridad, está la política del avestruz que practicaron tanto Tini como la ejecutiva regional del partido. El primero permitiendo la continuidad en los cargos a consejeros y consejeras quemados por la incompetencia puesta de manifiesto en un rosario de causas administrativas perdidas ante los tribunales de justicia y, la ejecutiva, premiando algunos casos sangrantes con puestos principales en las listas del último sufragio. Aquí no se excluye a nadie. Quien consigue entrar en el selecto club regional de la organización, tiene asegurado el pan de por vida, aún demostrando manifiesta incompetencia. A día de hoy, los grandes partidos todavía no asumen que están ahí para trabajar en beneficio del ciudadano, no del interés particular. No caben amiguismos en política, quien lo hace mal debe buscar trabajo en otro sitio. El político tiene arraigada, en lo más profundo de su cerebro, la idea equivocada de que el ciudadano es estúpido, únicamente porque él posee más información que el resto de los mortales y esto le da la llave de acceso a un estatus superior.
Decir que Álvarez-Cascos ha sido capaz de reinventarse a sí mismo, querido Javier, sonará muy bien en un auditorio doméstico pero la frasecita, nada original por cierto, lleva implícita una falta atroz de autocrítica. Álvarez-Cascos gana las elecciones al PP y al PSOE, contra todo pronóstico, porque caló la idea de ese contubernio mediante el cual, PP y PSOE se reparten en Asturias la alcaldía de Oviedo y la Comunidad Autónoma. Álvarez-Cascos gana las elecciones, no sé si equivocada o acertadamente, el tiempo lo dirá, porque el ciudadano asturiano quiere un líder que se haga y nos haga respetar en Madrid y que saque adelante los grandes proyectos atascados durante décadas, proyectos sin los cuales resulta imposible el desarrollo económico de nuestra comunidad. El PSOE asturiano practicó la sumisión más vergonzante ante el Ministerio de Fomento permitiendo sin rechistar retrasos inexplicables en obras de vital importancia para las infraestructuras asturianas. A día de hoy, las comunicaciones de las villas interiores con la autovía del Cantábrico y la costa son tercermundistas. Carreteras estrechas con trazados del siglo XIX hacen que la costa se sitúe, en algunos casos, a más de dos horas del interior. El ciudadano ve con indignación cómo nuestros jóvenes universitarios tienen que buscar salidas en otras comunidades porque aquí no somos capaces de desarrollar propuestas que rentabilicen el capital invertido en la Universidad. En definitiva, querido Javier, los asturianos que piensen como yo, que deben de ser la mayoría a juzgar por los resultados electorales, tienen, tenemos la sensación de que Asturias no progresa adecuadamente y que todo se desarrolla con una lentitud desesperante.
Pero, siendo criticable la actitud política del PSOE, puesta de manifiesto en el varapalo electoral, tiene en su descargo la disculpa del desgaste propiciado por tantos años de gobierno. Lo que no tiene nombre es la torta que recibió el PP, un partido adocenado que no hizo una oposición eficaz, más preocupados sus líderes locales en mantener la poltrona y el jugoso sustento que ella conlleva. Ahora, unos pocos, los elegidos por el alcalde de Oviedo, tratan de asirse a los pecios que dejó el naufragio. Los jefes del partido en Gijón, Avilés, Oviedo y, por extensión, Asturias, deberían ser dimitidos, no ahora, sino hace lustros, pero a cambio recibieron la enhorabuena y el agradecimiento de su líder nacional, un líder, Rajoy, engañado por Ana Mato, María Dolores de Cospedal y estos vividores de la política que vinieron a servirse de ella. Lo malo de una región sin oposición política es que cuando vienen mal dadas, como es el caso, hay una tendencia salvadora que provoca unos resultados como los que se dieron recientemente en Asturias.
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