Cien años de presencia de los hermanos de la Salle en Gijón
En 1910, D. Ramón Piquero, párroco de la iglesia de S.Pedro, llamó a los hermanos de La Salle, que hacía seis años se habían instalado en Gijón, para que se hiciesen cargo de las escuelas de la Fundación S. Eutiquio.
Durante años, los hermanos fueron ayudando en la educación a los niños y jóvenes gijoneses. Era un aprendizaje muy significativo, les enseñaban materias que luego les sirviese para desarrollar trabajos en Bancos, navieras, oficinas, etc.
Estuvieron los educadores durante años en Cimadevilla, en Roces y La Calzada dirigiendo filiales de institutos, del barrio alto, estuvieron ausentes desde los años cincuenta hasta que fueron llamados de nuevo por D. Bonifacio en el año 1976.
Pusieron en marcha un centro de F.P. en las especialidades de mecánica, electricidad y secretariado. Los estudios duraban cinco años, dos eran de F.P.I y otros tres eran los correspondientes a F.PII.
Así continuaron hasta el año 2000 en que se transforman los estudios. F.P.I se cambia por ciclos formativos de grado medio y F.P. II se transforma en bachillerato.
Hoy sigue habiendo estos estudios más el Programa de Cualificación Profesional Inicial.
Durante estos años, han sido muchos los alumnos que han pasado por el centro y también fue elevado el número de hermanos destinados en Gijón. Hoy el número de religiosos ha descendido y ha ido aumentando el de educadores seglares cada vez más comprometidos con el carisma lasaliano.
La Misión del centro de San Eutiquio sigue siendo la de educar humana y cristianamente a los alumnos, especialmente a los más desfavorecidos. Para tratar de llevar adelante la Misión, el centro se esfuerza en mantener unas buenas relaciones entre todos los miembros de la comunidad educativa, estar atentos a las necesidades de los alumnos, estar cercanos a ellos para que se sientan cómodos, pero también es exigente, es riguroso en temas educativos, trata de hacer lecturas críticas de la realidad, etc.
Esto es lo que ha tratado de llevar adelante el centro durante estos cien años de presencia en un barrio tan popular como es Cimadevilla, se ha integrado en sus instituciones, ha colaborado con ellas, ha cedido sus espacios para que pudiesen ser utilizados por los vecinos, pero sobre todo se ha volcado con los alumnos. Ha querido ayudarles en su crecimiento como personas y como estudiantes, ha estado cerca de ellos y ha tenido sus puertas abiertas para que puedan sentirse como en casa.
Es un motivo de orgullo para todos los que tenemos relación con el Centro, celebrar estos primeros cien años en Cimadevilla, esperamos poder seguir durante muchos años más sirviendo a la juventud gijonesa y asturiana.
Juan Antonio Fernández
Profesor del CE.S. San Eutiquio La Salle, Gijón
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