¿Qué pasa con el taichi?
El día 25 de mayo acudimos mis compañeras y yo, como siempre, a la clase de taichi en el centro social El Cortijo. Todo transcurrió con normalidad hasta que, al finalizar la clase y sin previo aviso, nos comunican que no habrá más clases (cuando en cursos anteriores siempre habían terminado hacia el 18 de junio).
Ya al poco tiempo de iniciar las sesiones nos habían recortado horas: en lugar de dos días a la semana nos dejaron sólo uno. Cuando se produjo esta reducción, las participantes en el curso propusimos pagar lo que fuera necesario para compensar el gasto económico que el Ayuntamiento no pudiese asumir, pero no se aceptó nuestra oferta.
Y ahora no nos han dado oportunidad ni de despedirnos de la profesora. Por ello queremos aprovechar para, desde esta columna, dar las gracias a nuestra querida Elena por su amabilidad y su paciencia; y para desearle todo lo mejor.
El taichi ha sido lo mejor que nos podía haber pasado. Gracias a estas clases nos mantenemos en forma, hemos recuperado la salud, es una terapia para nuestras limitaciones y, a veces, soledad.
Como somos persona (no muebles) creemos que, al menos, nos deberían explicar el porqué de la suspensión anticipada de las clases.
¡Nos han decepcionado!
Aurora Suárez Álvarez, en nombre de las 21 compañeras, Oviedo
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