La voz de un soberano poeta...
No, no voy a escribir algo sobre el cantautor canadiense Leonard Cohen, compositor, literato, poeta, recién justamente galardonado con el premio «Príncipe de Asturias» de las Letras 2011, digno también del premio de las Artes, a quien siempre admiramos al escuchar su voz profunda, ronca, sentimental... Voy, sencillamente, a referirme a una persona cordial, reconocido escritor de novelas y ensayos, más que por poeta, un afamado médico-psiquiatra que ha obsequiado un sugestivo libro intitulado «Lejana voz de Hipócrates» con esta inesperada dedicatoria: «A mi querido amigo, ilustre jurista, poeta y orador, con un fuerte abrazo. Mediavilla. Oviedo, 23-05-11». Sí, doctor José Luis Mediavilla y Ruiz, que en dicha obra publicita magistrales artículos y que dedica a Margarita Santullano y Jaime Álvarez-Buylla Menéndez, también magistral articulista, discípulo bien conocido de Galeno; comunes amigos, especiales, amoroso matrimonio, por lo que siempre nos hace recordar, sobre todo Margarita, a la otra, lo sabe bien ella, «Margarita... está linda la mar», del universal rapsoda chorotegahispano, veraneante enamorado en San Juan de la Arena, que en inesperados encuentros solemos evocar: ¡«la Margarita de Rubén»!
Son muchas las plumas consagradas que han calificado con 10, sobresaliente, la singular literatura de José Luis, apreciado burgalés-astur, orgullo de Quintanar de la Sierra que lo vio nacer, como lo es en el Principado, donde ha vivido y vive a plenitud en reflexivo solaz sentimental, profesional, y donde más de una vez ha sido premiado a escala nacional y local, recordamos «La Hora XXV», «Casino de Mieres», siendo el primer «Tigre Juan»... No obstante, muy pocos saben de sus poemas juveniles, senectuales; en el ayer, «Estampas» (1952), «Tristeza» (1956), «Lejos» (1960), inspirados en la deslumbrante y montañosa Granada de cordilleras Béticas, donde se eleva a más de 3.000 metros el pico Mulhacén... Y así volvemos a sus poemas de ayer desde el Arlanza... «Tarde gris de primavera. / La escoba del viento barre / lo que a su paso encuentra...». «Otoño, juegan las hojas caídas / con el viento están jugando. / Amarillo está el camino. / Oro el cielo y oro el campo. / Los chopos mandan al río / su vestido de verano...». Tarde de invierno, «fino visillo de nieve / forman los copos danzando. / La ventisca en el camino. / Todo es camino blanco. / Gigante sierra de Neila...». Lluvia, «Qué olor a tierra mojada! / ¡Qué luz de tarde y de juego! / ...Hay un baile de paraguas / rojos, azules y negros. / Se han caído estrellas verdes / de la parra del silencio...». Presentimiento, «Alejarme, ahora, es algo peor que la tristeza. / ...pero tengo que irme». Versos que nos hacen recordar, muchos de ellos, a los bucólicos Teócrito y Virgilio, como la «Antología menor» del consagrado bardo luarqués, Suárez Blanco, o los Poemas de Oporto del escritor de arte, ensayista, lavianés gentil, Silvino Losa, entre tantos escogidos otros, como el inolvidable poeta Emilio Alarcos... No nos extrañemos, pues, de que a Mediavilla el pasado año 2010, el premio «Aefla» de Madrid a los 72 versos de «El Olvido» le hayan concedido... «Los recuerdos se fueron uno a uno, / como la mies bajo la guadaña, / y el alma quedó yerma... / La marea es una manada de caballos de espuma, / que vienen galopando / desde el fondo del mar, / cargados de palabras, / cielo, tierra, campo, casa, / día, noche, hijos, amor ...».
Heradio González Cano, Oviedo
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