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Pontevedra, estilo urbano y belleza marinera

26 de Junio del 2011 - Carlos Cuesta

Pontevedra sigue la senda de las ciudades históricas que no quieren perder el tren del progreso y mantiene el estilo tradicional con el afecto por la modernidad y el buen gusto. Lo he comprobado en muchas ocasiones y lo vuelvo a mencionar, realidad que siempre le comento a mi estimado compañero Guillermo Campos, un periodista de la labor turística y quien más y mejor promociona su ciudad y su provincia. Estos días un grupo de profesionales del noroeste ibérico pudo comprobar en su recorrido por esa zona galaica la monumentalidad de su urbe, la excelencia del paisaje y los notables vinos albariño acogidos a la renovada y avanzada Denominación de Origen Rías Baixas. Y es que Pontevedra y sus entornos son lugares para la expansión veraniega y la tranquilidad para unos buenos momentos de ocio. Muchos asturianos lo saben y buscan en este rincón atlántico su descanso vacacional. Y es que en estos contornos de las Rías Bajas existe una variedad medioambiental de altura, hospitalidad, tiempo excelente y una rica y variada gastronomía que sitúa a la capital y toda la provincia, con Vigo a la cabeza como motor industrial y pesquero, en un destino destacado para favorecer y atraer el turismo excelente y recibir a los viajeros accidentales amantes de lo atrayente y selectivo.

Y hablar de Pontevedra es sumergirse en una ciudad cargada de ánimo, ambiente y encanto por todos sus rincones geográficos. Una urbe moderna con base histórica, plena de plazas, blasones, fuentes, parques, palacios, balconadas, soportales y terrazas, con su iglesia de estandarte como es la Peregrina, un punto de encuentro para saborear la ciudad y situarse en la zona centrípeta de un burgo ahíto de bullicio y pasión por lo suyo. Un paseo matinal o vespertino por sus calles y viejos rincones es vivir el Medievo en estado puro y acercarse actualmente a la esencia primigenia de la Pontevedra histórica y real. Y si mentamos la ría, pues más de lo mismo. Los aires marinos que llegan hasta la desembocadura del río Lérez abren camino de océano y señalan lo que un día fue este estuario: un recodo de mercantilismo y riqueza donde las sardinas y los vinos de ribeiro se lanzaban a distintos puntos de España y Europa con el marchamo de Ría de Pontevedra.

Subtítulo: Recorrido por una ciudad cargada de ambiente y encanto

Destacado: Un paseo por sus calles y viejos rincones es vivir el Medievo en estado puro y acercarse a la esencia primigenia de la Pontevedra histórica y real

Y en el casco histórico pontevedrés se encuentra un hotelito con encanto –Boa Vila– regentado por Daniel Pirelo, un veterano jugador de fútbol en el equipo local que desgrana ambiente y anécdotas de su época deportiva en la competitiva Segunda División y sus enfrentamientos con el Sporting, el Real Oviedo y el Unión Popular de Langreo. De ascendencia asturiana (de Sama) ve pasar la vida en su negocio, un local con el estilo y la modernidad de los tiempos presentes. Él nos habla de los personajes ilustres de la ciudad y menciona que en Pontevedra fue donde se inició como escritor Ramón María del Valle-Inclán, la importancia de su puerto en los siglos XV y XVI y la cuna del galleguismo en el siglo pasado. Se observa enamorado de su solar natal y aprovecha para significar la importancia de una ciudad tradicional y avanzada, cada vez más conocida por los viajeros y turistas.

Y después, tras el itinerario por las típicas tabernas entre quesos locales, pulpo á feira, tortillas y empanadas, todo ello regado por albariños y ribeiros, la escapada hacia Vigo. Pero antes hay dejarse caer por Combarro y sus hórreos a pie de ría, el restaurante Alvariñas, su excelente cocina gallega y el recorrido por el atractivo concejo de Poyo. Y en la capital industrial de Galicia, el Palacio de Congresos y su puerto merecen una visita obligada, junto con la culinaria de la cadena Carrís-Hoteles. Porque Vigo y Pontevedra son dos ciudades hermanas envueltas en cultura y gastronomía marinera que marcan el devenir de las Rías Bajas y, en definitiva, el futuro próspero de una Galicia que se agarra como una lapa al trabajo cotidiano y a la economía de los tres sectores. A la vuelta hacia Asturias se echa en falta una buena y directa autopista. La Transcantábrica todavía está con algunas obras y muchos tramos pendientes. Por ahora nos toca esperar y armarse de noble estoicismo y cierta resignación.

Carlos Cuesta

Presidente de la Asociación Asturiana de Periodistas y Escritores de Turismo (ASPET)

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