Aconsejad a vuestros hijos
Si quieren que sus hijos sean más felices, aconséjenles que mientan, que sean deshonestos, que pisoteen a sus compañeros para escalar en el mundo laboral. No, no me he vuelto loca. Es la conclusión a la que he llegado después de lo acontecido en mi vida en los últimos meses.
Soy médico de familia y llevo trabajando desde el año 2000 para el SESPA. Mi nombre figura inscrito en la lista de demandantes de empleo de la gerencia del área III.
En el mes de febrero, a las 8 de la mañana, mientras me encontraba en mi casa, en el paro, al cuidado de mis dos hijos de 2 años y 8 meses de edad, aquejada la pequeña de una bronquitis aguda, recibo una llamada de mi gerencia donde se me ofrece un contrato para incorporarme de forma inmediata ese mismo día. Mi respuesta fue que era imposible incorporarme ese día porque mi situación familiar me lo impedía por completo. Podría haber mentido, no haber cogido el teléfono o incluso haber abandonado a mis hijos. Pero, en mi ingenuidad, pensé que cualquier persona podría entender mi situación. Sin embargo, la respuesta de mi gerencia fue una sanción de dos meses fuera de la lista, sin trabajo, con las consecuencias laborales, monetarias y psicológicas que ello conlleva.
Por si fuera poco, la sanción se lleva a cabo de forma inmediata, puesto que se tomó contra mí una medida cautelar, a la que se acude cuando el infractor pone en grave peligro el funcionamiento del sistema sanitario. Además, esta medida se tomó, sin pasar antes por la mesa de contrataciones y sin darme la posibilidad de defenderme, ni un plazo para alegaciones.
Mi asombro aún fue mayor cuando descubro que se le ha quitado por escrito a otra compañera, aludiendo a necesidades del servicio, otra sanción impuesta por haberla llamado para trabajar un día martes para incorporarse un viernes.
Después de varios escritos, de ponerme en contacto con el Ministerio de Igualdad, sin que nadie me hiciera caso, indignada, decido llevar el asunto a los tribunales.
En la sentencia se desestima mi demanda puesto que según el señor magistrado los demandantes de empleo del SESPA debemos estar disponibles en cualquier momento. Lo que me hace pensar que yo no me he apuntado a una lista de demandantes, más bien entregué mi cuerpo y alma al SESPA, sin cobrar de ninguna forma mi disponibilidad. Así, gratis.
La declaración en el juicio de mi directora médica fue que yo le había dicho que no cogería el teléfono o que estaría en Murcia. Ella y yo sabemos la verdad. El juez está claro que no. Después de once años en el SESPA no conozco a ningún otro médico sancionado de esta forma.
Bueno, en fin, me remito al primer párrafo. Y queridos padres, aconsejadles a vuestros hijos lo dicho, y enseñadles que no busquen amparo en la Justicia, porque ésta brilla por su ausencia.
Florisel Fernández Lobato
Avilés
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