Coincidencias
Carrillo coincidió con los asesinatos de Paracuellos y Torrejón de Ardoz, donde varios miles de personas de toda edad y condición, en gran parte sacadas ilegalmente de las cárceles madrileñas, fueron fusiladas sin más. Eso dice de Santiago Carrillo el Diccionario Biográfico Español. La biografía de Carrillo es precisamente una de las que no le gustan a Luzdivina; vete tú a saber por qué, pues decir que Carrillo coincidió con lo de Paracuellos es lo mínimo que se puede decir.
Decir que coincidió es como decir que pasaba por allí. Lo que pasa es que hay muchas maneras de pasar por algún sitio. Carrillo pudo pasar por Paracuellos para poner en marcha la operación; o para coordinarla; o para darle el visto bueno. Carrillo dice que pasó por Paracuellos mirando para otro lado, pero eso no se lo cree ya ni Paul Preston, tan presto a tragar carros y carretas con la sola condición de que los carruajes vengan con el estampillado de defensores de la legalidad republicana. Una legalidad que cubría desde el Tribunal de Garantías Constitucionales a la checa de Agapito García Atadell, sita en el nº 1 de Martínez de la Rosa.
Agapito, destacado militante del PSOE, dirigía la Brigada de Investigación Criminal, con 48 agentes flamantes reclutados también entre la militancia socialista. La Brigada de Agapito, conocida como Brigada del amanecer, que se apoyaba en la sección de UGT del sindicato de porteros, dejó una estela de muerte casi legendaria. Dudo que el polémico diccionario de la Academia recoja la biografía de García Atadell. Estos datos provienen de La guerre dEspagne et ses lendemains, de Bartolomé Bennassar (2004). Si a Luzdivina no le gustan, que lleve a comisaría a Bennassar. Entre tanto pueden ir colocándole una placa a Agapito en Martínez de la Rosa, pues para dedicarle una calle en Gijón llegan, de momento, un poco tarde. Las Juventudes Socialistas, que han puesto en marcha la campaña Dale una patada al Diccionario, podrían solazarse en los descansos repasando las hazañas del compañero Atadell.
Volviendo a la plasticidad interpretativa del verbo coincidir, se le podría utilizar en la redacción de una historia de consenso de la España contemporánea, de por sí tan polemógena. En vez de decir que fulano hizo esto o lo de más allá, se dice escuetamente que coincidió con ello, y que cada lector cuelgue en tan holgada percha sus juicios y prejuicios. Carrillos coincidió con lo de Paracuellos; vale. Y Franco coincidió con el 18 de julio del 36, coincidencia que duró hasta el 20 de noviembre del 75, ya de madrugada. Felipe González coincidió con lo de los Gal (como pone el Diccionario); coincidió además con Barrionuevo a la entrada de la cárcel de Guadalajara (esto no lo pone el Diccionario). Y allí acabó la coincidencia porque los jueces para la democracia dirigen con mano experta el tráfico de imputaciones.
Se da la coincidencia de que la biografía de González la redactó Cebrián, de ahí que resulte una edificante hagiografía que Luzdivina puede leer con mucha devoción. Hombre de coincidencias de largo recorrido es Rubalcaba; siendo portavoz del gobierno, coincidió con que unos perros asilvestrados extraían de entre las jaras huesos calcinados y jirones de sudario, en un cerro en Alicante. Coincidencia muy sonada fue la del 13M por la noche, en aquella jornada de reflexión en la que tanto nos dio que pensar que aún le estamos dando vueltas. Acaba de coincidir en las Primarias con Chacón, que tuvo el tiempo justo de dar un paso atrás; que si no, ni lo cuenta, pues coincidencias hay que son mortales.
Aunque las hay también casi milagrosas; como la de Carlos García, el joven concejal del PP en Elorrio, que coincidió con lo de Guernica, nada menos que como responsable de los bombardeos. Lo dicen los de BILDU. Y lo que dicen los de BILDU va a misa. Por lo menos en la capilla privada de Pascual Sala, Presidente del TC. Dice D. Pascual que cuando ponen en entredicho su independencia, le están profanado lo más sacro y lo más santo. Y qué puede ser eso tan santo si no una capilla consagrada donde dicen misa los de BILDU. Así se escribe la historia, a patadas, como quieren las Juventudes Socialistas. Que le quiten la subvención a la Academia y se la den a las juventudes de Luzdivina.
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