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Los pepinos españoles

18 de Junio del 2011 - José Antonio Gutiérrez González (Piedras Blancas (Castrillón))

Es una recomendación impepinable: nunca se debe juzgar a la ligera si no se tienen serios elementos de juicio para hacerlo. Si, más en ocasiones, como en este caso que nos ocupa, Alemania con total irreflexión prohibió la entrada en su territorio de pepinos y otros frutos españoles.

Debido al fuerte impacto que ha tenido este veto, durante muchos días en los medios de comunicación –puede pensarse que de toda Europa–, el tema hortofrutícola de España hizo furor. Los pepinos se hicieron omnipresentes en todas las tertulias de radio y televisión. Nuestra tradición y la bien ganada fama de cumplidores y grandes cultivadores de productos del campo –que debe venirnos desde los regadíos árabes–, hoy, en esta era en que las informaciones viajan más veloces que la pólvora, esa preponderante posición queda menoscabada en cuestión de minutos.

Al propio tiempo, en todos los medios de difusión de España, se traslucía un cabreo monumental por culpa de la radical decisión germana de no importar nuestros productos del agro. Es cierto que posteriormente la UE declaró que los pepinos españoles no eran los culpables del desatino informativo que había tenido lugar, pero las disculpas llegaban demasiado tarde. Un elevadísimo daño al campo español se había hecho ya. Y en él seguimos estando aún.

Es de lamentar que la insensatez y precipitación de ciertos burócratas y políticos alemanes hayan provocado una falsa alarma social hacia los productos agrícolas españoles causando un enorme perjuicio en un sector clave de nuestra maltrecha economía.

Por si el presidente del Gobierno no tenía bastante con los resultados tan negativos en las elecciones autonómicas y municipales del 22-M, rozando la inmediatez le llegaba esta traba de los pepinos. Pero como si este contratiempo no fuera con él, Rodríguez Zapatero no salió a su debido tiempo a la palestra a dar la cara públicamente.

Desde que nombró su sucesor a Alfredo Pérez Rubalcaba está como desaparecido del mapa. No actúa, no se le ve. Sencillamente, no está. Manda a Bruselas a la ministra de Medio Ambiente Rural y Marino, Rosa Aguilar, a pedir responsabilidades y compensaciones económicas. España, que es una potencia agrícola de primer nivel en Europa, no tiene Ministerio de Agricultura, y así rápidamente se nos ha empañado la credibilidad y bondad de nuestros productos agrícolas.

Otro problema añadido para este Ejecutivo que no reacciona a tiempo, que ha perdido el control del país, que fuera de nuestras fronteras se nos ningunea, y hasta se nos ignora; que no tenemos un interlocutor válido para negociar, pues parece que ZP ya no interesa en muchos lugares públicos.

En resumen: crisis, elecciones perdidas y pepinos. Sí muchos pepinos españoles para tan poca responsabilidad de un jefe de Gobierno.

De mano fueron los pepinos españoles, luego, unos brotes de soja en la Baja Sajonia, y ahora ¿qué podrá ser? La siempre todopoderosa e intocable Alemania nos ha dado muestras precisamente de una enérgica gestión de la crisis causada por la bacteria «E. Coli», más bien al contrario. Las autoridades germanas han provocado mucha inquietud y tal vez la ruina de muchos hosticultores españoles.

Por ello pensamos que ha llegado la hora de paliar el perjuicio económico ocasionado, pero, además sobre todo, de que los altaneros teutones dejen ya de tocarnos el pepino.

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