Echar a Gabino de Lorenzo
Como ovetense, de nacimiento y domicilio, observo, con el mayor interés, el desarrollo de la vida política de municipio desde la perspectiva de los diferentes partidos, que, habiendo concurrido a las pasadas elecciones del día 22 de mayo, han obtenido, del conjunto de los ovetenses, el mandato, o la autorización si se quiere, para administrar el conjunto de los bienes que le corresponde, de los que, por el momento, somos propietarios aquellos que, con nuestro dinero, traducido en impuestos y tasas, hacemos posible su conservación, embellecimiento y desarrollo, al tiempo que garantizamos la seguridad, limpieza, iluminación, etcétera.
Y mi interés no es mayor que mi asombro al ver el uso, espúreo, de los votos que están haciendo determinados partidos, destacando, un brillo especial, el del Partido Socialista.
Hasta el momento he venido creyendo que, para un importante número de ovetenses, lo esencial era erradicar (o sea, arrancar de raíz) el mal que representa Gabino de Lorenzo en la Alcaldía, aunque de hecho no la esté ejerciendo en pleno desprecio hacia, no sólo a la Corporación, sino a todos los ovetenses, incluidos, especialmente a éstos, los que le mantuvieron en el cargo hasta el momento.
Una buena parte de éstos ha decidido, constitucionalmente, que ha llegado el momento de eliminar, políticamente, a este siniestro personaje de la máxima representación de la ciudad, a la que ha producido daños tan graves como difíciles de remediar. Entre ellos la eliminación de la historia urbana de Oviedo cuya culminación está en la desaparición del Campo de San Francisco que, junto con la Catedral y el Prerrománico, son los símbolos universales de la ciudad.
Nunca he pertenecido a ningún partido político, ni pertenezco, por lo que me resulta ajeno el mecanismo de su funcionamiento interno, pero en el caso de Oviedo, entiendo; insisto en que, como muchos otros ovetenses, lo primordial es el desalojo de este individuo (por cierto sexagenario) del puesto que ocupa, junto con parte de los que le vienen secundando. La otra parte ya la han eliminado los votos de los ovetenses.
No se trata de política, ni de ventaja partidista, ni de alcanzar cotas de poder político que, lamentablemente, tantas veces se convierten en poder económico.
Se trata de un ejercicio de democracia pura que nada tiene que ver con lo expresado por este singular personaje, que viene siendo, en los últimos tiempos, la voz del PSOE de que «con nuestros votos no vamos a apoyar a un partido de derechas».
En primer lugar, este caballero olvida, en su bravuconada, que los votos no son suyos. Los votos son del pueblo de Oviedo, y éste ha expresado, con firmeza, que desea que haya otro alcalde.
La soberbia que contiene la citada frase no permite ver a quien la ha pronunciado que la voluntad expresada en ese ejercicio verdaderamente democrático confronta de modo absoluto con su posición, que tiene muy escaso contenido de esta democracia que ignora.
Es algo que muchos (muchos más de los que cree quien así ha hablado) ovetenses no vamos a olvidar, como no nos olvidamos de su posición a la hora de defender en la Junta General al Parque de San Francisco.
Vea ahí, posiblemente, el resultado alcanzado en Oviedo por su partido que, entiendo, en nada puede ser achacado a doña Paloma Sainz, cuya honestidad y bonhomía se ha extendido hasta la renuncia a seguir en un proyecto que vulnera su sentido de probidad social. Algo que no parece que haya heredado su sucesor en el cargo de portavoz municipal, cuando sigue el camino de facilitar la permanencia de Gabino de Lorenzo en la Alcaldía. Quizá porque quiera que, en el futuro, la gloria de la gestión municipal de su partido en este Ayuntamiento haya de serle atribuida a él solamente, ya que será el único que quede de los actuales concejales por el rechazo de los ovetenses.
En cuanto a la segunda parte de la frase que cito anteriormente del portavoz socialista a la hora de «no apoyar a un partido de derechas», se la agradezco porque, de este modo, me aclara un terrible misterio que, de otro modo, jamás hubiera sido penetrable, para mí, el de que Gabino de Lorenzo represente al Partido Popular es únicamente como tapadera de que, en realidad, su pensamiento político está en el Partido Comunista Revolucionario, sección Bandera Roja.
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