San Francisco en el Parque de San Francisco
El parque de San Francisco se llama así porque en su momento perteneció a la comunidad de frailes franciscanos. Su iglesia y no sé si también su convento estaban donde actualmente se encuentra el palacio de la Junta o Diputación. Dada su belleza, se mantiene hasta nuestros días como parque público perteneciente al Ayuntamiento, es decir, a todos los ovetenses. No voy a referirme ahora al desatino de Parque de San Francisco/Villa Magdalena, de lo que quiero escribir es de la escultura de San Francisco que da nombre y se encuentra en dicho parque. Que yo tenga constancia, desde 2007 la escultura ha sido varias veces cambiada de sitio, por ejemplo hace 3 o 4 años se encontraba detrás de la arquería románica, antiguo resto de la fachada de la Iglesia franciscana, es obvio que estos traslados habrán supuesto una buena facturación para alguien y un dinero tirado para el ciudadano. La escultura es bella, es una pieza unitaria compuesta por una peana rectangular en la que se sostiene la figura del santo. Actualmente, aparte de estar en otro lugar, está encima de otra peana (más inversión-facturación), o sea, peana sobre peana y San Francisco en las alturas alturísimas y lejanísimas, él que era un amante de la sencillez. Pero ahí no queda todo, a cinco y seis metros de la figura se encuentra una farola que se supone servirá por la noche para iluminar al transeúnte y también la figura del santo y de paso algún árbol, pero a alguien eso le pareció poco y amparándose en la excusa de lo piadoso o lo estético, porque no va a decir claramente que lo que va a sacar es un dinero a lo tonto, consideró necesario atar al palo de la farola un foco brutal que iluminase al santo. Así que por la noche San Francisco parece un delincuente focalizado por la Policía. Y lo paradójico de todo esto es que San Francisco era un amante de la sobriedad, de la naturaleza, de sus árboles, pájaros, animales... etcétera. A día de hoy hay un exceso de iluminación, sobran decenas de farolas y focos que pusieron a otras esculturas, da la impresión de que la única inversión que se realizó fue la puesta de una iluminación sin medida y sin sentido, ¿a quién beneficia esto?, ¿quién hace las facturaciones?, ¿y quién las paga? A mi entender, estas iluminaciones no lo han beneficiado y son indicadores del poco interés que hay por mantener este pequeño y emblemático parque. El parque lo que tiene que ser es un compacto y bruñido y refrescante y denso conjunto arbóreo y arbustivo en verano y un sobrio y desnudo conjunto arbóreo en invierno, y que por fin germine en algunas zonas la yerba, y que a ese árbol seco que se mantiene le crezca una yedra maravillosa para que adquiera una silueta fantástica...
Isabel García Seminario, Oviedo
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