Las ocurrencias del consejero Graciano Torre
Al principio y en el más difícil todavía, fue negar hasta que el Sol salía por el Este. ¿Quién dijo crisis? Recuérdese que reconocer esta situación equivalía a ser un antipatriota (Zapatero dixit). Pasaron los meses esperando a que escampara, y como mucho, la Administración socialista fue asumiendo un tiempo de desaceleración. Pero ya resultó imposible seguir intentando engañarnos un día más y al fin se hizo la crisis de un modo oficial. Ya se sabe, la situaicón internacional fue la culpable. ¡Probinos!
Claro que en Asturias no pueden ir peor las cosas, llueve sobre muy mojado; más de 70.000 parados es la equivalencia al desastre del desgobierno de Álvarez Areces y todo su equipo, ahora aderezado de comunistas que apenas han acabado el Bachillerato. Pero ya se sabe que para los socialistas todo se puede tunear. Según el consejero de Industria y Trabajo de Asturias, Graciano Torre, no es que haya 70.000 parados, sino otros tantos demandantes de empleo. El cinismo de los desgobernantes socialistas viene de lejos. Recuérdese cuando el entonces ministro Almunia, que alcanzó el récord de cuatro millones de parados, argumentaba aquello de que ante las expectativas de trabajo, todo el mundo se apuntaba al paro. Sobre el terrorismo, que alcanzó sus más altas cotas con la llegada del felipismo, proclamaban cínicamente que ante el inminente final de la banda terrorista vasca, ésta descargaba sus últimas balas.
Pues nada, que con este panorama, y en tanto que Areces aún ha sido incapaz de pactar la financiación autonómica, eso sí, a partir de las migajas que tengan a bien dejarnos catalanes y vascos, el consejero Graciano Torre acaba de dar con la clave para salir de la crisis: ¡hay que consumir! Sobre todo quienes con un sueldo fijo (prejubilados, jubilados y funcionarios) tenemos cada mes la seguridad de nuestra soldada. Es curioso que a esta triada de privilegios el consejero Torre se haya olvidado de añadir a los políticos que a más de tener igualmente un sueldo fijo lo tienen magnificado y consensuado, aquí no hay discrepancias, per sécula.
Claro que en este caso habrá que tener en cuenta el escaso margen de necesidades no cubiertas, de nuestros políticos asturianos. Recuérdese: sueldos multimillonarios, consejos de administración en empresas públicas, viajes en primera clase, comisiones por asistencias, kilometrajes, coches oficiales Fhanton (que han costado 17 millones de pesetas), chóferes, ordenadores portátiles, teléfonos móviles, visas oro, finiquitos igualmente millonarios y un largo etcétera. Por si fuera poco y cuando llega la Navidad (ya se sabe un tiempo de amor y fraternidad), nuestros políticos de la Junta General del Principado de Asturias (incluido el personal funcionario) reciben de parte del erario regional (es decir pagamos todos los asturianos) una suculenta cesta con productos ibéricos, viandas, licores de lujo y hasta un kilogramo de bombones de una conocidísima casa ovetense, donde, qué casualidad, compraba doña Carmen Polo de Franco. Hay que respetar las tradiciones. El asunto de la cestita de Navidad viene de lejos, y que sepamos, a ninguno le cae la cara de vergüenza. ¡Hay que tenerla!
Así las cosas, y mientras continúa el impuesto revolucionario del céntimo de la gasolina, para paliar los desmadres presupuestarias del HUCA o del Musel, y en tanto continúa el engaño de Zapatero, de suprimir el peaje del Huerna, todos a consumir. El consejero de Industria y Trabajo, el sotrondino Graciano Torre, ha encontrado la fórmula para salir de la crisis. ¡Todos a gastar les perres! Que empiece por él mismo, y si puede ser mejor en Tapia de Casariego, donde damos fe que la crisis ya resulta insoportable.
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