Una nueva autonomía política asturiana

La mayoría relativa de Álvarez-Cascos en las elecciones del 22 de mayo es la mayor afirmación de autonomía política de Asturias desde la elección por mayoría absoluta del primer Gobierno parlamentario presidido por Pedro de Silva el 17 de junio de 1983. No hay en estas palabras intención panegírica, sino la constatación de una realidad política. Por primera vez en veintiocho años un partido político autonómico, independiente de los partidos nacionales, alcanza una mayoría relativa en el Parlamento asturiano con dieciséis diputados, a través de un corte transversal en el electorado que lo sitúa en una posición táctica de centro, haciendo suyos diez diputados del PP y seis del PSOE, basado en un programa político regeneracionista, autonomista y reformista. Ese ha sido el veredicto del pueblo asturiano que todos los partidos democráticos deben asimilar y respetar sin mediocridades ni descalificaciones personales y sin obstruccionismo sistemático preconcebido.

El 8 de marzo de 2011 se constituyó de forma apresurada en torno a su fundador el partido Foro Asturias reivindicando en palabras de su discurso constituyente una “Asturias orgullosa de si misma, motor de la España ilustrada y democrática, motor de la España dinámica y moderna, una Asturias abierta a Europa y al mundo” y proponiendo “un programa integrador, abierto y reformista”. No es un partido populista sin ideología, pues pretende hacer suyo “un reformismo que hunde sus raíces en el reformismo asturiano de Melquíades Alvarez”, buscando llevar a cabo “una obra de fondo, renovadora de todo el orden político y social, que llegue hasta la médula de España, una obra de regeneración”, para según su fundador “acabar con la resignación, con la indiferencia y con aquella pasividad cómplice de los males que aquejaban España. Nosotros también queremos hoy regenerar y poner en valor ese gran capital de recursos que es Asturias”. El nuevo partido hace suya la tradición democrática de Asturias.“Conservamos la memoria histórica de un país esforzado y solidario que identifica a España, que tuvo un papel protagónico en la construcción de la España liberal y democrática, en la batalla de las luces y de la Ilustración liderada por el conde de Campomanes y Gaspar Melchor de Jovellanos; en la batalla de las libertades constitucionales liderada por el conde de Toreno, por Agustín Arguelles y por Rafael del Riego; en la batalla de la economía abierta liderada por José Canga Argüelles, por Álvaro Florez Estrada, por Alejandro Mon, por Juan Velarde, o por Rodrigo Rato; en la batalla de la educación, de la cultura y de la ciencia liderada por Fermín Canella y Adolfo Alvarez-Buylla, por Clarín, por Ramón Perez de Ayala y por Adolfo Posada, por Francisco Grande Covián y por Severo Ochoa”. No es tampoco un partido regionalista sin compromiso con el Estado.”El ámbito asturiano de nuestro proyecto cívico, europeísta y reformista es plenamente compatible con nuestra vocación aglomerante, frente a los nacionalismos y regionalismos disolventes. Nuestro espíritu es integrador para sumar y no disgregador para restar. Nuestro compromiso nacional es de cooperación y no de confrontación, porque queremos y necesitamos la fortaleza y no la debilidad del Estado”.Sin renegar de la derecha democrática en la que tiene origen, es un partido asturiano,-no reductivamente “asturianista”-, hecho por Asturias y para Asturias.”¡Asturias tiene que resurgir!”.

Este proyecto político tiene ambición y legitimidad democrática y representa un cambio radical con vocación de permanencia no sólo de la derecha asturiana, sino de todas las fuerzas políticas autonómicas, que no podrán sustraerse a la dinámica del nuevo escenario político. No podrán sobrevivir en el nuevo marco ni la corrupción de intereses o representativa de los partidos, -y menos aun la de sus agrupaciones locales menos transparentes-, ni los intentos de filibusterismo, si es que pretenden ahogar parlamentariamente a esa nueva fuerza emergente, pues se estrellarán contra la voluntad del pueblo y responderían por ello en un eventual adelanto electoral. En particular el Partido Socialista, de arraigada tradición democrática y solvencia representativa, debe hacer un esfuerzo de intelección política y de lealtad constitucional a una auténtica y genuina expresión de la libertad de Asturias y contribuir desde la oposición de forma efectiva a la gobernanza de las instituciones autonómicas. Un hipotético pacto de gobierno de izquierdas PSOE-IU es inviable pues aglutinaría a corto plazo una mayoría absoluta en su contra impulsada por su electorado por encima de la miopía de sus líderes. Un pacto asimétrico de gobierno entre Foro Asturias y el PP debería respetar el impulso político y la predominancia parlamentaria del nuevo partido emergente. La fórmula probablemente más ajustada a la nueva realidad política sería un gobierno en minoría de Foro Asturias apoyado desde fuera del gobierno por pactos de legislatura de geometría variable, que deberían en todo caso ser democráticos, transparentes y fieles al interés político general. Es decir, hechos de buena fe. Si en su lugar se impusiera un destructivo cainismo antidemocrático, los responsables podrían desaparecer en un plazo no lejano y acaso abruptamente, del mapa político asturiano.