Verdad y falsedad 15-M
Pasaron unas semanas del inicio del movimiento 15-M y es fácil hacer un primer balance y perspectiva de su futuro. Sus inicios nos retrotraían al famoso Mayo 68. Eslóganes utópicos como «imaginación al poder», «haz el amor y no la guerra», «nos llenasteis el estómago pero no el sentido de la vida», etcétera, pusieron un grito esperanzador en muchos: ¡Ya llegó!, ¡por fin despiertan los jóvenes, los universitarios, etcétera, de esta frívola y aburguesada España!, ¡por fin menos botellón y más reflexión en sus plazas! Y aunque se dijo que algunos hacker, «anonymous» y otros entendidos en redes de internet posiblemente estaban detrás para programar, contrarrestar y dar un giro a las pobres perspectivas del voto PSOE (ya pasó con el 11-M), la pureza del 15-M en su génesis e inicio, con la responsabilidad y limpieza de plazas, antiviolencia, etcétera, la sensatez de sus primeros activistas y portavoces, sacudiendo los primeros intentos de manipulación de IU y PSOE («mosca tras la oreja»), abrieron esperanzas de futuro.
A pesar de que aquellas primeras acampadas nacieron un poco a la sombra e impulso de la ya iniciada revolución en países totalitarios musulmanes, «¿por qué aquí no...?», se preguntaban algunos activistas, manipuladores y radicales antisistema, los cuales eran respondidos por la contundencia del propio movimiento: «Porque aquí partimos de una (aunque imperfecta y corrupta) democracia, a la que queremos hacer real y participativa». Democracia real ya, se decía. El movimiento tuvo que soportar la crítica de quienes sólo entendían esto como una búsqueda «irreal y utópica de algo inalcanzable» y no como un hacer realidad nuestra democracia, liberándola de «chanchullos», privilegios y politiquerías, definitiva regeneración del sistema democrático, independencia de sus instituciones, jueces al servicio del pueblo y no de los partidos (listas abiertas ya), de los políticos y sindicatos, el futuro de la nación y en concreto de los jóvenes, una banca ética, etcétera, a lo que muchos españoles nos sumamos.
Hay ciudadanos cuya última deriva del 15-M les lleva, con razón, a sospechar otro
11-M, en el que la culpa, entonces, no era del sistema y sí del Gobierno de Aznar. En cambio, ahora, en que..., ¡oh casualidad!, durante 7 años a ZP en el Gobierno apenas se le pidieron responsabilidades a su permanente mentira y desgobierno y en el que «pintan bastos» para la izquierda (cambio de ciclo según todas las encuestas), de nuevo surge el volver a tomar la calle. Pero las culpas ya no son suyas, sino del sistema. Para los que piensan así, la razón histórica avala todo esto cuando se dice que la izquierda consigue en la calle lo que no consigue en las urnas o aquella otra idea revolucionaria del «estaremos en la democracia o en el extraparlamentarismo según nos convenga». También avalan todo esto los recientes y gravísimos disturbios de secuestro y violencia (ajenos al genuino 15-M) en la constitución de algunas cortes regionales, en especial Cataluña, intolerables en una democracia, aunque sea imperfecta. El imperio de la ley ha de imponerse para el bien de la convivencia. Esto no es Siria, Egipto, etcétera. Tenemos que mejorar desde el hecho democrático que ya tenemos, sin «columpiarnos y dejarnos llevar a evolucionistas caribeñas», muy deseables para los antisistemas al uso y radicales PSOE e IU que, «aprovechando lo del Pisuerga por Valladolid», lo enturbian.
Y para finalizar, dos cosas: denunciar al «aprovechategui Alfredo», poderoso factótum y nuevo aspirante PSOE a la presidencia del desgobierno, y que lo demuestra «guiñando el ojo» al no aplicar la ley a sus «futuros votantes». Y animar a la sincera nueva savia del 15 -M. ¡Cambiar la sociedad cambiando uno mismo, garantía de éxito! ¡Ojo a la escoria! y... feliz y paciente trabajo en las nuevas iniciativas y barriadas, etcétera.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo