Tapia de Casariego: envestida contra investidura
Con verdadera alegría asistimos al acto de investidura del nuevo alcalde de nuestro pueblo tapiego. Un espectáculo bochornoso que contó con la ausencia del alcalde saliente, Gervasio Acevedo, sin más justificación que la cobardía política, y con la permisividad del secretario general del Ayuntamiento, en esos momentos la máxima autoridad del acto.
El salón de plenos, a rebosar, todos pendientes de la votación final de los dos único electos concejales socialistas, cuyo número uno, Ernesto Maseda, pretendió en vano, y en un arrebato de optimismo antes del acto de la investidura, presidir la alcaldía durante la mitad de la legislatura. Finalmente llegó la cordura, imponiéndose por mayoría la candidatura independiente encabezada por Manuel J. González.
Nada hacía presagiar más que el puro protocolo de proclamación y felicitaciones, pero el show estaba por llegar. Primero un «indignado» interrumpiendo ilegalmente el acto con un cartelón y explicando al auditorio las excelencias de la democracia real, frente a aquello que él mismo calificó de pantomima. A continuación, el concejal de mayor edad y, por ello, presidente de la mesa de edad, Pérez Sanjurjo, se saltó la legalidad para dar un mitin político presumiendo de progresista, no sin la reprobación desde el público, con toda razón, del imán socialista local Rafael Lavandera, y otra vez con la permisividad de la autoridad del acto, el secretario general, Miguel Ariño.
Pero lo verdaderamente indignante y hasta punible vino de la mano del citado concejal socialista que, nada más votar y sin explicación alguna (lo que hubiera tenido la comprensión del respetable), salió de la sala de cajas destempladas con el reproche de un «uhhhhhh» de parte de una persona, una sola, del público. Pues bien, en una demostración de chulería intolerable, e insistimos punible, el concejal socialista Maseda estrenó su currículo socialista con esta frase: «... hijo puta...», y ante la indignación de toda la sala, menos otra vez el secretario del Ayuntamiento en plena dejación de funciones. ¿Quién da más, en apenas cuarenta y cinco minutos?
Y es que la causa y socialista tapiega no deja de ser esperpéntica. Han elegido como cabeza de lista a un tapiego que vive en Ribadeo y trabaja en el Ayuntamiento de Pesoz, y de número dos, a una mujer, sin ser tapiega, que trabaja en el Ayuntamiento de Castropol. Ninguno de ellos, que sepamos, se caracteriza por su cercanía a la gente, comentándose la posibilidad de que su grupo municipal pase a denominarse «Asturianos en el mundo».
En fin, que bochorno aparte nos faltó tiempo para celebrar con sidra que Tapia de Casariego, veinte años después, vuelva a tener un alcalde decente, preparado, con las pilas cargadas y falangueiro. A él le pedimos que levante las alfombras, abra las ventanas de par en par y deshaga los amagüestos recalificadores (siempre a favor de sus fincas y matorrales), del ingeniero Revilla, a quien ahora le tocará hacer de culisedente y va que chuta. Larga vida al nuevo alcalde, a quien felicitamos y apoyamos en su nueva singladura y en la que estaremos, claro, ojo avizor.
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