Una selva en la fachada de la Iglesia de los Padres Franciscanos
La selva a la que se refiere el título de la carta es la que se está adueñando de fachada, aleros, tejados y espadaña de la Iglesia de los Padres Franciscanos, ahora ya florecida con la llegada del verano y que, por estar situada en la altura es bien visible para todo aquel que pasa por la calle de la Herrería.
Ignoro si la mencioonada iglesia -creo que de los siglos XII y XIII y, desde luego, el monumento más antiguo y valioso de la comarca de Avilés- depende del Arzobispado, de la Consejería de Cultura del Principado, del Ayuntamiento de Avilés, o de Patrimonio Nacional. Solo sé que un monumento de la importancia de éste se merecería un trato mejor. Máxime cuando están tan próximas las obras que han liberado a la iglesia del infame cajón que tenía adosado y han dejado a la vista un hermoso e imponente ábside exento, de gran valor arquitectónico.
Todos estamos un poco saturados de tanto oir hablar de la importancia que tiene el Niemeyer para nuestra ciudad, edificio que está de rabiosa actualidad, por no decir, menospreciándolo, de moda. Bienvenido sea el Niemeyer y todas las montañas de dinero en él invertido, contrastando con el asombro que nos produce la desidia que se observa, en contrapartida, en la conservación de otros monumentos tan importantes para la villa, como la mencionada iglesia, o los techos de la Plaza de los Hermanos Orbón, que se caerán definitivamente de la lona al suelo algún día de éstos, por poner solamente dos ejemplos.
Nadie desearía que se repitiera lo que ya se perpetró en otro momento y casi en el mismo lugar: la sustitución del puente de piedra medieval que cruzaba la Ría por otro de acero remachado (entonces estaba de actualidad la técnica de Eiffel, a raíz de la Exposición Universal de 1889, como hoy lo está el Niemeyer): me refiero al efímero puente de San Sebastian, hoy reconstruido.
Hago desde aquí un llamamiento a quien corresponda para que se ponga remedio a esta invasión selvática, antes de que los daños que se produzcan en las partes más nobles de la iglesia sean irreversibles.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo