Para ganar la Liga hay que jugarla
Para ganar la Liga hay que jugarla. Sólo uno entre los veinte equipos que juegan en la Primera División del fútbol español ganará el campeonato al final de temporada. Aquéllos que no puedan participar verán el deporte por TV y no podrán gozar del placer de competir.
Las ciudades, grandes y medianas, en todo el mundo compiten actualmente por estar en los circuitos donde se juega el campeonato internacional de ferias, congresos y reuniones. La inyección financiera que representa para una ciudad que un grupo de dos o tres mil personas circulen por sus calles, coman en sus restaurantes, compren en sus tiendas, viajen en sus taxis o, simplemente, se encanten en sus monumentos es un auténtico objetivo para sus gobernantes. Desde hace pocas semanas, Oviedo ya juega, finalmente en la «Primera División nacional» de ferias y congresos. Este hecho se debe, sin duda, a la existencia de un palacio congresual capaz de reunir, a plena satisfacción, un número elevado de personas para compartir aquellos aspectos que ocupan habitualmente el temario de una reunión multitudinaria, nacional o internacional.
A los hechos nos remitimos. Durante los días 17 al 21 de junio, el Palacio de Congresos de Oviedo albergó el 44.º Congreso nacional de neumología y cirugía torácica (SEPAR). Cerca de 2.000 inscritos ocuparon la magnífica sala central del auditorio y pudieron desarrollar su actividad científica en las 14 salas multifuncionales de que dispone el Palacio. Gentes de toda España pudieron pasear por Oviedo y disfrutar de su historia y de su presente. Además, como mencionábamos al principio y muy bien recordaba un famoso hostelero ovetense, «dejaron la ciudad sin fabes».
El grado de satisfacción de los participantes, todos ellos personal médico, sanitario y de la industria farmacéutica y tecnológica, fue elevadísimo. La impresión que Oviedo y su Palacio les dejaron fue insuperable. Si nos aceptan el símil del inicio, la ciudad quedó en una posición destacadísima para optar al título liguero. Si podemos seguir por este camino, optaremos incluso a jugar la Champions.
Pero todo ello no es un hecho improvisado. El Palacio de Congresos de Oviedo ha pasado durante los últimos años por innumerables quebrantos y sinsabores, que sólo quienes fiaron su consecución a un punto sin retorno saben mejor que nadie. No vamos a detenernos ahora en este aspecto, suficientemente comentado a lo largo del tiempo. Sirvan estas notas para destacar otros aspectos, a nuestro juicio no suficientemente explicitados ni disfrutados por los ovetenses.
En primer lugar, el Palacio se terminó, la ciudad puede disfrutarlo, los congresos pueden celebrarse y la agenda está llena de futuros eventos que esperan su inicio. La incorporación del Palacio de Congresos al activo de la ciudad representa uno de los acontecimientos económicos más importantes ocurridos en los últimos años en Oviedo. El edificio, sus entrañas, sus personas, el día a día, funcionan muy bien y pasan el examen de uso con nota muy alta.
Todos aquellos que contribuyeron a que ello sea una realidad, desde los promotores, el Ayuntamiento, las autoridades del Principado, los diseñadores, técnicos, obreros, empresas propias y contratadas, pueden sentirse muy orgullosos de ello. Los que ya lo hemos utilizado y seguiremos haciéndolo les damos las gracias por haber logrado que de la nada, de un agujero inmenso donde únicamente resonaban los ecos de los goles marcados por el Real Oviedo, surja esta realidad maravillosa del Palacio.
Oviedo juega de nuevo la Liga. El Palacio de Congresos se lo permite. Que la energía positiva que se desprende de esta realidad no se vea neutralizada por la acción de las cargas negativas, implícitas al ser humano. Ganarla o no ya es otra cuestión, pero estarán de acuerdo con nosotros en que la gran satisfacción que nos invade por haber organizado en nuestra ciudad y con gran éxito un congreso nacional merecía estos comentarios.
Cristina Martínez (presidenta del 44.º Congreso nacional del SEPAR) y Pere Casan (director del INS y del área del pulmón del HUCA), Oviedo
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