El toro y las tormentas
Hace más de 20 años, el entonces Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo (MOPU) comenzó a aplicar una ley por la cual quedaba prohibida toda publicidad en vallas publicitarias fuera de las áreas y núcleos urbanos.
Todas las empresas (que eran miles) recibieron una carta de dicho Ministerio advirtiendo de la obligatoriedad de retirar de las carreteras todos los anuncios publicitarios colocados en vallas o cualquier otro lugar en un plazo de un mes; transcurrido dicho plazo, serían sancionadas con 100.000 pesetas por cada anuncio y serían retiradas por el MOPU, teniendo además que pagar los costes de la retirada.
Poco a poco fueron desapareciendo todos esos anuncios, letreros y vallas que poblaban las carreteras de España, y las empresas perdieron una forma barata de anunciarse.
Por aquel entonces muy cerca de Llanes, en el entorno de La Arquera, quedaron dos letreros (más que letreros eran dos siluetas). Uno era el toro de Osborne, el otro era la silueta del Escanciador. Tanto una como la otra borraron los nombres de la empresa que las identificaba intentando permanecer en el mismo lugar sin ser retiradas. La firma Osborne comenzó un proceso judicial intentando conseguir un indulto que salvara a sus toros. La firma Escanciador tuvo que retirar su silueta puesto que nadie salió en su defensa y el proceso judicial contra el Estado parecía muy costoso.
Más de 20 años han pasado y sólo un temporal de vientos huracanados ha conseguido destrozar esa silueta taurina que hasta entonces había ido toreando «planes generales de urbanismo local», «llamadas de socorro de asociaciones vecinales», «dibujos cómicos referentes a diversos aspectos de la política y la sociedad llaniscas», etcétera.
Recientemente la silueta del toro ha sufrido importantes desperfectos tras el último temporal, reduciéndola a un montón de hierros retorcidos que la empresa pretende restaurar de nuevo, volviendo a beneficiarse así de un privilegio que a las demás empresas se les niega.
¿Por qué puede una empresa colocar una silueta que está registrada como marca comercial y, por lo tanto, nadie puede utilizarla con ningún otro fin salvo con autorización expresa del propietario de la marca? ¿Y por qué otras empresas no pueden hacerlo?
¿Si en Asturias no hay toros ni nos representa en absoluto, por qué se permite su presencia?
¿Por qué ningún político u organismo institucional ha salido en defensa de la silueta del Escanciador, que por otra parte sí representa algo tradicional y autóctono de nuestra comunidad como es la sidra y el escanciado?
Mientras estas preguntas permanezcan sin respuesta y mientras la ley de publicidad en las carreteras continúe con esta aplicación tan favoritista me alegraré mucho cada vez que un viento fuerte destroce el torito en cuestión.
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