Dos Principados hermanos, Asturias y Andorra

Son dos territorios muy similares geográficamente, que no en extensión. Andorra es un Estado independiente situado en un escenario de 468 km2 en el corazón de los Pirineos. La leyenda cuenta que este pequeño enclave fue fundado por Carlomagno en el año 805 en reconocimiento a la ayuda prestada por sus habitantes contra los sarracenos. En 1278 y 1288 se firma el documento medieval de los Pariatges entre el obispo de Urgell Pere d’Urg y el conde francés de Foix Roger Bernat III. Este hecho establece la cosoberanía del obispo de Urgell y del conde de Foix sobre Andorra: así nace el Principado de Andorra. Actualmente, los copríncipes, el obispo de Urgell y el presidente de la República Francesa, representan al pueblo andorrano de manera conjunta e indivisa.

Y Andorra, al igual que Asturias, es un paraíso de la biodiversidad y el medio ambiente. Son muchos los recursos enfocados al turismo que ofrece este país de los Pirineos para disfrute y relax de cuantos visitantes se acerquen por estos bellos y abruptos enclaves montañosos y lacustres. Porque aquí el turismo es la bandera más destacada y la base económica principal de su economía. Todo está preparado y estudiado concienzudamente para que el viajero se encuentre a gusto y bien atendido. Excelentes hoteles –Art Hotel es uno de ellos– y casas rurales en perfecto estado de revista, variada y rica gastronomía con ingredientes locales y basada en su elaboración en la influencia española-catalana y francesa. Un total de 425 restaurantes están repartidos por las ocho parroquias que conforman el Principado de Andorra: su capital, Andorra La Vella, Sant Julià de Lòria, Escaldes-Engordany, Encamp, Canillo, La Massana, Ordino y Pas de la Casa. Y en esos establecimientos públicos la cocina indígena y con influencias se deja llevar a la boca con la calidad de sus preparados y el estilo culinario de cada cocinero/a. Y en las populares bordas, casas de alta montaña preparadas como centros hosteleros, ofrecen manjares locales como las setas, las truchas, el trinxat de montaña –tocino entreverado a la plancha con patatas, col verde, ajos, aceite y sal–, la butifarra, la carne de caza, la escudella, los embutidos y las cocas son algunas especialidades que se saborean en este espacio montañés. Y entre la culinaria y las rutas de senderismo están las bellas iglesias prerrománicas y románicas y otros monumentos que jalonan las alturas de este atractivo y bien aprovechado Estado, como las de Santa Eulália, Sant Martí de Cortinada, Sant Climent de Pal, Santa Coloma, Sant Esteve, Sant Miguel de Engolasteis o la Casa de la Vall, el Parlamento más pequeño de Europa… Y si hablamos del centro termal Caldea, pues representa el estado de bienestar corporal y es un recurso impresionante para el culto al cuerpo y al espíritu. Un complejo termolúdico destacado de lo que significan el agua y sus sensaciones placenteras… Todo ello unido a los campos de golf, las instalaciones invernales para el esquí alpino y de fondo, el parque temático Naturlandia, los itinerarios culturales con sus museos variados como el del tabaco, el de la electricidad o el perfume, y el divertimento de las compras, con establecimientos punteros con las mejores marcas del mercado en todo el abanico comercial…

Y ante este panorama y aprovechando un encuentro nacional de periodistas y escritores de turismo desarrollado recientemente en Andorra, en el transcurso de la asamblea inaugural se expuso, a sugerencia de miembros de la ASPET, la Asociación Asturiana de Periodistas y Escritores de Turismo, con el refrendo de la FEPET, la Federación nacional, la posibilidad de llegar a un hermanamiento afectivo y simbólico entre el Principado de Andorra y el Principado de Asturias. Los responsables del Gobierno andorrano, entre ellos el consejero de Turismo Francesc Camp y los consejeros del ramo y directivos de la promoción turística, acogieron con entusiasmo esa propuesta para debatirla en el Parlamento local y darle forma burocrática. Ahora toca que el nuevo Gobierno del Principado de Asturias se implique en esta acción cultural y de proyección destacada para alcanzar ese feliz hermanamiento entre dos enclaves fraternales que gustan de lo mismo y están sujetos a cuestiones muy parecidas en el ámbito de su hábitat y en la altura de sus caminos y montañas. Ahora bien, en el campo del turismo debemos tomar nota para alcanzar cotas de excelencia como los andorranos llevan haciéndolo desde hace muchas décadas. La diferencia es que para ellos la actividad turística es un pilar decisivo en su economía y se las ingenian para lograr topes de visitantes –dentro de la sostenibilidad– en sus destinos con recursos que enganchan. Y el turismo, bien entendido, es eso. Sin más.

Carlos Cuesta, presidente de la ASPET (Asociación Asturiana de Periodistas y Escritores de Turismo)