La Universidad es cuestión de
un número
Todos los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, eso es lo más normal. No estoy contando nada que sea ajeno a nadie; como padres queremos lo mejor para ellos y para nosotros y eso en los tiempos actuales lo identificamos con el estudio, todo se limita y se reduce a unas notas y en algunos casos a un número.
«Mami, yo de mayor quiero ser enfermera», dicho con 8 o 9 años es una cosa normal de pequeños, todos jugamos a ello y es fácil el comentario. Pasan los años, el tiempo va muy deprisa y a veces los padres ni nos enteramos, ¡qué pena!...
Nos llegan los años difíciles, un poco complicados para todos: rebeldía, inseguridad, demasiada fiesta, consecuencia de una vida que sigue el camino más o menos normal pero: «Yo voy a ser enfermera», «recuerda hija que piden mucha nota...».
Ya llegamos a la PAU, ahora toca la revisión, ya sé que no voy a llegar pero... «yo quiero ser enfermera», «lo teníamos que haber pensado antes», la vida es cuestión de números, sólo tengo un 6. ¡No llegó!
Cuando nacemos dicen que ya venimos con nuestro destino incorporado, seguramente cuando llegamos al mundo somos ya un número y ése es el que nos condiciona hasta que el número se convierte en infinito y ya entonces desaparecemos, es triste pero es así. La vida es un camino que nos implica en infinidad de acciones y sobre todo que nos impulsa a ciertas capacidades para poder hacer sobre todo el bien, pero a veces los números nos juegan esas malas pasadas y no podemos lucirnos ni demostrar lo que somos y lo que podemos hacer.
Mi hija no es un 8 ni un 9 como piden para ser enfermera, pero su vocación es tal que supera ese número, es humana, alegre, sentimental, pero sobre todo es buena persona y con instinto de ayudar, con 14 años me dijo: «Yo quiero ser enfermera porque quiero ayudar a la gente, quiero que sea feliz en el dolor y no quiero estar con mi culo sentado tras una mesa llena de papeles», a mí me convenció.
Ya sé que muchos estudiantes se encuentran en la misma situación, pero además de ese número en el caso de la enfermería de nada sirve ser brillante si luego no podemos transmitir eso tan importante que es dar felicidad en el dolor, dar ánimos ante la desesperación y una sonrisa cuando todo es triste y difícil.
Perdonen mi discurso, pero no sólo es cuestión de números, tal vez una entrevista a tiempo puede demostrar que en algunas profesiones lo que cuenta es un determinado perfil y no un brillante expediente académico.
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