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IU y las pasadas elecciones autonómicas y municipales

13 de Julio del 2011 - Antonio de Pedro Fernández (Cangas de Onís)

Las recientes elecciones han puesto de relieve aspectos importantes del papel que la izquierda ha de jugar en el panorama político nacional. Además del indudable ascenso del PP (con alguna excepción como la de Asturias), de la debacle del PSOE y del moderado ascenso de IU, han puesto, en primer plano, cuál ha de ser el rol que la izquierda real (IU) debe desempeñar en el ajedrez político nacional.

Al respecto, me voy a permitir unas someras reflexiones desde mi condición de militante de IU, en relación al comportamiento de mi organización en aquellas localidades donde fuera posible –donde lo fue– un gobierno de la izquierda, mediante la alianza del PSOE-IU.

La izquierda es un concepto genérico que, a menudo, disfraza o esconde un interés pragmático cuando no destinado a satisfacer intereses ajenos a su propio sentir por parte de algunas organizaciones autocalificadas de izquierdas. Históricamente, el PSOE, como consecuente integrante de la socialdemocracia, ha pretendido monopolizarlo, aprovechar la fuerza y la voluntad de lucha de aquellos que, más a su izquierda, constituyen el acervo ideológico más consecuente y puro de la misma. Ya desde lejanos tiempos en que la socialdemocracia se definía como marxista, intentó, consiguiéndolo en muchos casos, demonizar el esfuerzo de quienes no se dejaron seducir por sus cantos de sirena, por la defensa y protección del orden establecido, en una palabra, por ser el sostén del sistema capitalista. La socialdemocracia (en España el PSOE) no pretende cambiar el sistema, su ideología no está en la transformación del mismo; lo único que pretende es maquillarlo, hacerlo más digerible, compatibilizarlo con sus intereses. Nosotros, IU, pretendemos transformarlo, conseguir una sociedad más justa, una sociedad socialista.

Sin embargo, entre una y otra opción, hay puntos de encuentro, posibles y necesarios, para afianzar y profundizar aquellas conquistas sociales que la socialdemocracia haya podido lograr. ¡He ahí el gran dilema!: posibilidad, conveniencia, oportunidad de ese encuentro, de esa unidad de la izquierda, para lograrlo. En las actuales circunstancias se traduce en apoyar –facilitar– la posibilidad del gobernar el PSOE. Es obvia la reciprocidad del asunto.

No cabe duda de que, aún en el actual contexto político español, un gobierno del PSOE, tanto a nivel autonómico como municipal, está más cerca de nuestros planteamientos que cualquier forma o subterfugio que facilite el gobierno de la derecha. En la medida que tengamos fuerza, podemos hacerlo más cercano, más progresista, aprovechar la debilidad de sus planteamientos, su doblez e insatisfacción entre las masas, impedir que derive en la salvaguarda de la derecha, de sus intereses. Por ello, cuando sea posible su constitución estamos ante una tarea de la izquierda real y transformadora. Es obvio, que la derecha está en las antípodas de nuestra ideología y de nuestras aspiraciones; es obvio, que desde la reinstauración de la democracia en España (y en el período republicano también), el PSOE ha gobernado mayoritariamente, tanto a nivel nacional como autonómico y municipal; es obvio, asimismo, que en todo este tiempo las políticas de izquierdas, de progreso del PSOE, no han traspasado la línea roja de cuestionar los poderes fácticos que sustentan el sistema; también, es obvio, que en muchas ocasiones los avances alcanzados han sido por la presión de IU, anteriormente del PCE. En todo caso, es una obviedad señalarlo, el PSOE ha ninguneado a IU, la ha acorralado, le ha negado el pan y la sal. En el mejor de los casos, ha sido –y servido– de pantalla, de escudo, para potenciar su sentido democrático de fiel guardián del orden establecido, del sistema.

Nosotros, la izquierda real y transformadora, hemos insistido a lo largo de los años, erre que erre, en la posibilidad de encuentros y alianzas, en cierta unidad de la izquierda. ¡Y está bien!, pero, cabe preguntar, a qué tipo o clase de encuentros, alianzas o, incluso, unidad es necesario referirse, ¿a aquella de no ser más que pantalla «izquierdista» del PSOE?, ¿a aquella que les facilitaría una gobernabilidad que siempre, y en tiempos de crisis más, sin disfraz, sirva para hacer una política de derechas? Rotundamente, no.

A nivel nacional, a nivel de todas las administraciones, la dirección federal de IU planteó que «ni por activa ni por pasiva», IU facilitaría o propiciaría el acceso al poder de la derecha (PP y otras versiones regionales). No obstante, tanto a nivel autonómico como municipal, en algunos territorios del país, las bases y los órganos regionales de IU han desoído este llamamiento y han permitido que la derecha gobierne. Ante esta situación es necesario preguntarse por qué ha sucedido esto.

IU es una coalición federal. En ella concurren, como ahora se dice, «diversas sensibilidades». Cierto es que es la izquierda real, transformadora; también es cierto, que los militantes, los hombres y mujeres que la conforman y que han tomado tal decisión, han traspasado la línea roja de la visión global, estratégica del planteamiento de la organización, lo que si bien es reprobable, en muchos casos, es explicable. Estos compañeros y compañeras, han sacado a flote años y años de frustraciones, de humillaciones, de demonizaciones. Acaso exageradamente pero con grandes dosis de verdad, han señalado que entre PSOE y la derecha no hay diferencia; que uno y otra son el enemigo; que facilitarle, ahora que lo han necesitado, nuestro concurso para gobernar es darle el voto a la derecha. Ante tales planteamientos, cabe señalar, que, aunque el PSOE haga políticas de derechas, no es esencialmente la derecha; el enemigo. Como militante de IU, como miembro que he sido de un cogobierno municipal con el PSOE, entiendo, y me explico, tales posiciones y conductas. El PSOE no es un socio fiable. Pretende siempre, a veces lo consigue, aprovecharse de nuestro quehacer y rentabilizar, en su provecho, nuestro esfuerzo. Qué decir de donde no somos gobierno, allí, simplemente, nos ningunean.

Sin embargo, mayoritariamente el PSOE está integrado por gentes de izquierdas y ellas son el campo de nuestro trabajo, son ellos quienes pueden aumentar nuestra fuerza; en ellos está el futuro; son ellos a quienes hay que hacerles variar y cambiar, apartarlos de los planteamientos siempre reductores de la socialdemocracia. Cogobernar o facilitar el gobierno al PSOE, sí, pero donde podamos determinar el rumbo de su actuación, lo contrario nos convertiría en su parapeto para no rentabilizar lo bueno y asumir lo malo de su gestión gubernativa. La estructura federal de nuestra organización no es una suerte de reino de taifas; las distintas federaciones regionales no son compartimentos estancos, aislados, soberanos e independientes, responden a una línea general, estratégica, trazada por la dirección federal nacional, la cual debe ser adaptada a las circunstancias concretas de cada territorio. En consecuencia, situaciones como las vividas en Extremadura y en algunos municipios implican causar, fundamentalmente, un daño a la acción política de IU; significan desconocer y sacrificar lo global a lo concreto e inmediato; implican poner en riesgo principios y señas de identidad propias de nuestra esencia ideológica.

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