Nunca es tarde para soñar
A mediados del XIX, Narciso Monturiol, un socialista utópico, soñaba y ponía en práctica el submarino. (Como he dicho, era un socialista utópico humanista que visionaba lo que otros socialistas no veían). Frente a un diseño centralista, retrógrado y radial, las burguesías periféricas, en busca de su progreso económico, alentaron otro tipo de nacionalismos para tomar decisiones rentables a sus bolsillos. Se desarrollaron así nacionalismos como el catalán sobre condados del reino de Aragón, o el vasco, en base a un idioma del Pirineo en el que a los valles se les llama Arán. Todo ello para provecho de señoríos burgueses que campan por sus fueros aprovechando la laboriosidad de sus gentes (pero aplicando el mismo criterio centralista y radial en ellos). Mientras, otros pueblos abandonaron las aldeas y se introdujeron bajo tierra a extraer carbón en busca de una riqueza que, como un río negro, desembocó en el exterior de Asturias. La celtiberia, en sus trece, seguía con su show atractor, centralista y tradicionalista de escopeta nacional, radial, ineficaz e innecesaria. Ahora, aquellos nacionalismos (según parece históricos) se han hecho de izquierdas apoyados por una burguesía que, con tal de defender su particular coyuntura económica, desprecia cualquier futuro integrador con España. Y es que no entiendo (y nunca entenderé), que se digan de izquierdas los que se niegan a pensar más allá de su particular entorno. ¿Por qué no hemos tenido un pensamiento ortogonal en lugar de aquel radial del XIX? Pues porque nunca soñamos con democracias reales, sino con emperadores y napoleones de oro, fruto de atracos en Sierra Morena al grito de ¡Viva las cadenas! El caso es que este sueño democrático no fue soñado, ni, claro está, hemos constituido cuatro autonomías ortogonalmente razonables: Norte, Sur, Este, Centro con..., al Oeste, Portugal. Un territorio nada histérico (perdón, histórico) que se constituiría de esta forma:
- La Norte: Navarra, Euskadi, Cantabria, Asturias, Galicia y La Rioja. Incluyendo también las provincias de León, Zamora, Salamanca, Palencia y Burgos.
- La Sur: Extremadura, Andalucía, Ceuta, Melilla e Islas Canarias.
- La Este: Aragón, Cataluña, Países Valencianos e Islas Baleares.
- La Central: Castilla-La Mancha, el distrito capitalino con Madrid, y Murcia como salida al mar. Incluyendo también las provincias de Ávila, Valladolid, Soria y Segovia.
Un sueño ortogonal para el que todo es tarde. Y, si hablamos de soñar, ¿cuán tarde es para los jóvenes? Esos jóvenes que se ven parados, e indignados, sin un futuro más allá de un desempleo crónico y pertinaz. Una enfermedad mortal si, a partir de ahora, no se cuenta con ellos como lo más importante.
P.S.: No hicimos el esfuerzo de lanzar la industria asturiana con la promoción de su capital humano. Caímos en un Paraíso Natural indolente y no en un Industrial eficiente respetuoso con nuestros valles. Ahora estamos en una situación de guerra: de guerra contra nuestra estupidez y deficiente economía. Y, sin embargo, los políticos juegan a su política: ¡que gane su partido! Aun a costa de un desastre. No podemos ganar nada con un 50% de paro juvenil y un 20% de parados. No es el momento de oportunismos y egoísmos, sino de compromisos con las gentes. No menosprecien al Spanish Experiment 15M-DRY, porque su modelo forma parte de la solución. Bien harían los munícipes en otorgarles megafonía y un lugar en la plaza, o, ¿cómo quieren ganar esta guerra? ¿Con prejubilados y jubilados, o con cincuentones y sexagenarios? No me hagan llorar más que me duele mucho la artrosis, la artritis y hasta la hernia discal.
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