Envidio al señor Meinhold
Recientemente fue publicada en su diario una carta del ciudadano sueco señor Meinhold donde, aparte de reconocer los pasos de gigante que se habían dado en España en los últimos años para modernizar el país, se quejaba amargamente del mal trato que se daba a los animales todavía, y que bien parecía que en ese sentido todavía no habíamos salido de la Edad Media.
Señor Meinhold, le envidio. Envidio que viva usted en un país hipercivilizado donde los derechos de los animales son respetados y el amor hacia ellos es total.
Yo, en cambio, vivo en un país donde se tortura a unos pobres toros con la excusa del solaz y entretenimiento de unas personas que pagan por ver sangre y mugidos. Y para mi desgracia, vivo en una ciudad, Avilés, que está gobernada por unos políticos que representan una desgracia para los animales, ya que año tras año se niegan a construir un albergue de animales abandonados, contentándose con la rápida solución de matarlos cuanto antes, ya que molestan.
Los amantes de los animales aquí vivimos rodeados de desgraciados que campan a sus anchas maltratándolos sin que pase nada de nada. Gente que durante años y años tienen a sus perritos atados con cuerdas de apenas un metro de largo, que ponen veneno para matar a unos pobres gatos que nos libran de ratones... de cazadores que ahorcan a los galgos en cuanto no son útiles... Y de políticos que no son capaces de hacer cumplir unas leyes que no son respetadas.
¡Qué suerte tiene usted, señor Meinhold!
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