Con la mirada prestada
Con la mirada prestada un grupo de ciegos se acercan a la pintura en el Museo de Bellas Artes de Oviedo.
El martes 7 de junio, con un nostálgico recorrido por lo que fue la emigración de los asturianos durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX hacia América, el Museo de Bellas Artes de Oviedo puso fin a su primera experiencia con un programa audiodescrito para que los ciegos y deficientes visuales graves puedan disfrutar y conocer las artes de la pintura y escultura. Y, con la «mirada prestada», de la guía Montserrat Briansó, les muestran las joyas que alberga esa preciosa pinacoteca de Oviedo, situada en pleno corazón del casco viejo de la ciudad y que ocupa dos edificios de los más emblemáticos de Oviedo: el palacio de Velarde del siglo XVIII con una construcción adyacente del XX y en la casa de Oviedo, Portal, del siglo XVII.
Siendo la pintura una de la artes que por su exclusiva percepción visual es la menos asequible al disfrute de los ciegos, desde hace unos meses, el primer martes de cada mes, los ciegos tenemos la posibilidad de poder disfrutar de una espléndida descripción de las obras del museo, realizada por la guía, en este caso Montse, que de forma primorosa va mostrando las piezas más representativas de cada siglo y de cada estilo, logrando de forma sencilla y natural poner de relieve toda la riqueza de matices y colores que encierra la pintura, así como aprender a través del tacto a descubrir las formas y los gestos que los grandes escultores que moran en el museo dejaron a la posteridad.
Creo que son estos gestos los que ayudan a promover la integración y los que hace que las personas con diversidad funcional accedan a la cultura en sus distintas modalidades, sin prejuicios, sabiendo que teniendo barreras, en el caso de la ceguera o deficiencia visual, siempre podremos con la ayuda de una mirada prestada adentrarnos en campos que hasta hace muy poco tiempo nos estaban vedados.
Agradezco desde estas líneas tanto a la dirección del museo como a la ONCE la posibilidad que nos brindan de vivir experiencias como éstas y, sobre todo, a Montserrat Briansó, por su gran profesionalidad, por el esmero y la sensibilidad que muestra al interpretar cada obra, como a diseñar cada visita describiendo 5 o 6 cuadros de distintos artistas de la misma época y algunas esculturas proveyendo a los ciegos de guantes para no dañarlas nos permite, dentro de lo permisible, tener una idea clara de lo que significa la pintura y la escultura como memoria histórica y evolutiva de la sociedad.
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